Todo
ser humano, parido por mujer, muestra su primer signo de comunicación con los
que le rodean exhalando un intenso llanto que les viene a decir, a groso modo,
a todo los presentes en el paritorio, ya sea éste, una pomposa sala de
hospital, el cuarto de matrimonio de una casa o cualquier humilde lugar donde
se dé a luz: “¡Qué estoy vivo!”, “Aquí estoy yo...” o “Coño, dejadme en paz de
una vez.”, en este último caso los que ya subrayan la chulería como expresión
vital; pero, siendo más acertado, para evitar el inevitable comentario, me
inclino ante la luz de la razón y rectifico al decir que no todos llegamos a
este mundo anunciando nuestra presencia de manera tan ruidosa, porque algunos
llegamos tan cansaditos que tenemos que ser estimulados con una generosa
palmada en el culete para que saquemos de nuestro escaso banco de impulsos un
poquito más de energía que sea capaz de apretar, con fuerza, nuestra masa
pulmonar, comprimir el aire que ya tengamos almacenado en nuestros pulmones y
una vez propulsado, éste hálito de vida, por la tráquea hasta las cuerdas
bocales hagamos que éstas vibren el tiempo suficiente para lanzar el mensaje,
sobre todo a la que nos ha parido con dolor, de que todo va bien; porque las
hembras de la especie humana no se van a relajar del todo hasta no escuchar la
quebrada voz de su hijo o hija.
Sí,
este se podría afirmar que es nuestro primer gesto de comunicación con todos
aquellos que nos rodean. Pero las semanas van pasando y nuestros progenitores,
abuelos y vecinos demandan de nuestros hijos algo más que llantos, por eso, los
primeros y los segundos, empiezan a instruirlos en el arte de la comunicación
verbal con un lenguaje al que tacho de surrealista, lenguaje, debo entonar
justo en este punto el mea culpa, que yo también empleé con mi hijo, lleno de:
“ajooos”, “Tras,
Tras”, “Cuchicuchis”, “bruuus”, etc.
que
lo único que consigue es idiotizar a nuestros pequeños, ya que con esta praxis
subestimamos su capacidad de aprendizaje.
Lenguaje
surrealista que pasado los meses vamos normalizando con un: Papá, Mamá… aunque
entre medio todavía se nos escape un “Tras, tras” o un “Ajó a mamá o a papá”.
Locuciones
que mantienen a nuestros hijos en la inopia hasta que, de golpe y porrazo, para
quitárnoslos de encima, los ponemos frente a la televisión, sentaditos en el
carrito, tapaditos con una manta, y le enchufamos una película de la factoría
de Walt Disney, que viene a suplir o complementar, esto dependerá de lo padres
que seamos, la función de educar a nuestros menores en el lenguaje con las
coloridas imágenes y narración de la película elegida.
¡Ah, y pobre de los
que se eduquen viendo a Shin-chan o a todos aquellos dibujos animados que no
tienen ni pie, ni cabeza, educativa!
Más
el tiempo pasa y pasa dejando en nuestro banco de memoria muchas experiencias,
malas y buenas, en gran parte de la vida infantil de nuestros pequeños; pues ya
llega la hora de entrar en el colegio donde tienen que comunicarse con otros
pequeños que llegan al centro igual de perdidos que ellos. Y es aquí que pasan
los años y en el transcurso de éstos muchos de nuestros hijos apuntan maneras
en la comunicación de tipo cultural, ya sea esta verbal o no verbal; pues
empiezan a sentir inquietudes por todo aquello que les reconforta el espíritu
aunque, por vergüenza o por no reforzar estas inquietudes, se quedan en su
banco de memoria hasta que llega el día que las retoman y son capaces de
expresar con ellas sentimientos y emociones que al que no ha elegido nada más
que el camino de visualizarlas o escucharlas lo transportan a mundos que la
cotidianeidad niega por sistema.
Menores
que el tiempo ha elegido para comunicarse de múltiples formas y no solamente
con la palabra, sino mediante cualquier matiz cultural con el que su ser se
identifica. Pudiendo ser éstos la escritura, la pintura, la música, la
escultura, la danza, la interpretación teatral, etc…
Matices,
en este caso dos, la pintura y la palabra, escrita y verbal, con los que ayer,
día 10 de mayo, en el Teatro Juan Ramón Jiménez de la ciudad de Telde, se
expresó: Felipe Juan Pérez Reyes, como creador de esta recomendable,
interesante, humanista, colorida, divertida y gratificante a la vista y al
alma, propuesta pictórica titulada: “Cuadrofrases III”. José Sosa –que también es director de una escuela de
pintura en Telde que lleva su nombre “José Sosa Serván”, además de coordinador
de distintos proyectos–, como
presentador de la exposición, con un verbo medido, conocedor de la materia,
rico en matices y sobre todo humilde en la exposición. Y también se expresaron,
con sus variados textos, todos y cada uno de los escritores, poetas, que
acompañan a Felipe Juan en esta travesía, cito sus nombres:
Juan
Pérez Santana. Alejandro Dieppa León. Zulia García Parra. Cali González
Cabrera. Margarita Ojeda García. Manuel Díaz García. María Celestina Molina
Díaz. Carmen Reyes Cardona. Rubén Mettini. Rafael Galván Hernández. Paqui
Puriños. Esteban Rodríguez García. Antonio Cerpa. Josefa Molina. Carmelo Germán
González Cerpa. Juan Francisco Santana Domínguez. Agustín Carlos Barruz. Ina
Molina. Ana Jaraba. Irma Ariola Medina. Y Gloria Ayala Barrera.
Personas
del mundo de la cultura que hablan dentro de “Cuadrofrases III”, con identidad
propia, en plena libertad, sin cortes, ni censura, y con ello pueden abrir
caminos, tender puentes y edificar templos donde entrelazar nudos de unión
fraternales los unos con los otros y con todo aquel que visualice y medite esta
exposición.
Dar
las gracias a todos con los que tuve el placer de intercambiar lazos verbales:
Mapi Jerez del Frida Kahlo, Carmen, Pino, etc, antes de dar y al dar por finalizada la apertura oficial de
esta exposición, en especial a los escritores Adolfo y Juan Francisco por
nuestra amena e interesante charla sobre filosofía, mayéutica socrática, que me
sirvió para cargar las pilas, emanada de la energía que provenía de los
cuadros. Sin olvidar la conversación mantenida con Felipe Juan y Juan Sosa,
éste último, el cual se me manifestó como un auténtico amante del mundo
cultural, un ser necesario en este mar; pues vive la cultura como bebe el agua
para saciar su sed.
Y también dar
las gracias a la Concejalía de Cultura de Telde, a su gestor, Jesús, en
especial, por dar voz a esta exposición que recomiendo visitar y meditar en
solitario; pues es en este tramo donde podrán empaparse de todo lo bueno y
hermoso que irradia y comunica.
Alejandro Dieppa
León.
Por un mundo mejor,
Por una sociedad más justa.
Fotos de mi álbum personal.
Buen día Alejandro y muchísimas gracias por este artículo tan elaborado, con cariño y dotes d gran manejador de la palabra. Siempre fue gratificante y rico trastear contigo. Gracias d nuevo por tus apoyos.
ResponderEliminarLas gracias a ti Felipe Juan por dar la palabra a tantos en donde los que la deben de respaldar la ignoran por sistema... Si pensamos en hacer cultura, indudablemente se tiene que pensar en la generosidad de Felipe Juan...
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