En el latir de nuestra historia, a la de estas islas canarias me refiero, que se remonta muchos siglos antes de Cristo, hemos sido, y todavía somos; pues algo queda, más que le pese algunos...
Somos, me repito, y espero lo sigamos siendo muchos siglos más, un pueblo: Sereno de ánimo, con mirada cálida y de brazos abiertos con el que llega en paz... Y es por todo esto que muchos nos han creído gentes: Débiles, fáciles de manejar y sumisos, ¡Coño, que hasta nos han llamado aplatanados!; pues No... No, señores, nada más lejos de nuestra certera realidad. Valgan unos ejemplos de nuestra historia conocida a través de escritos y crónicas, para ilustrar lo dicho, empecemos:
Recordemos cuando nuestros antepasados canarios, me refiero a los de las siete islas, eran vendidos en Valencia, o Sevilla, como esclavos. Muchos de ellos se escaparon y se refugiaron en las montañas creando en aquella futura España un grave problema para los esclavistas. Problema solucionado con un mandato de los reyes católicos...
Recordemos, también, cuanto no le costó a la corona de Castilla la conquista de siete pueblos diferentes en la forma, pero no en el fondo, defendidos a golpes de palos, piedras e inteligencia...
Recordemos, para finalizar, como algunos afamados piratas se estrellaron contra los arrecifes de nuestra fortaleza interior, la más dura de abatir en cualquier pueblo, en cualquier persona, la resistencia.
Y usted, querido lector, se preguntará a que viene todo esto. Sencillo, muy sencillo... ¡Verán! Este pasado 29 de julio escuché la noticia de un pasado atentado vandálico decían en la televisión canaria, contra los grabados del barranco de Balos y su posterior reconstrucción en el tiempo. Golpe en mi conciencia de ciudadano, en mi ser autóctono que sobrevive, que me hizo dar un puñetazo en la mesa y preguntarme posteriormente:
¿Quién o quienes fueron?
Pregunta difícil de contestar, porque tal vez nunca les pongamos rostro, ya se sabe, cómo no hubo muertos poco interesa: Nuestro patrimonio, me refiero... Nuestra historia, me refiero... Nuestra idiosincrasia, me refiero...
Y a posteriori me también me pregunté:
¿Quién tiene la culpa o quienes tienen la culpa?
Eso sí lo sé, o lo sabemos:
Primero, este o estos hijos de..., mejor emplear el plural porque me cuesta creer que sea uno sólo, terroristas culturales, que atentaron contra nuestra historia escrita en piedra.
Segundo nuestros responsables de patrimonio, los políticos... ¡Subsidiariamente, claro! Sí, esos responsables sin responsabilidad, ¡ustedes me entienden, no!, que tienen abandonados tantos yacimientos históricos, “por falta de medios” alegarán, seguro.
Ya los quisieran muchos para sí, a los yacimientos me refiero; pues creo que a los otros... No sé yo, no sé... ¡Bueno!, sigamos con varios ejemplos en Telde:
Cuatro puertas.
Tufia.
Al lado del lujoso centro comercial de Jinámar: El de la desembocadura del barranco de Telde y el pegado al centro.
Etc, etc....
Políticos y responsables que solamente se interesan por ellos, digo esto porque es lo que aparentan, cuando éstos, a los yacimientos me refiero, son ultrajados por estos ignorantes de mente pobre, plana, sin cincelar... que seguro si son cogidos solamente les impondremos una ínfima parte del daño infringido a este pueblo.
A la cárcel con estos sátrapas, grito... ¿O mejor a la escuela?
Piensen usted, querido lector, lo que se podría haber hecho con el dinero empleado en tal reconstrucción o restauración, ejemplos:
Poner la primera piedra de un museo de sitio, como el de Gáldar, o Agáldar, buque insignia de una política patrimonial y arqueológica bien macerada en el cuenco de la cordura y la razón.
Seguir pagando a aquellos, arqueólogos e historiadores, de nuestro acerbo cultural sus líneas de investigación.
Dar trabajo, en los museos de sitio, a artesanos, personal de mantenimiento, guías, etc...
Y directamente e indirectamente a todo el sector turístico de la isla, pues aparte de vender sol podemos vender cultura: La nuestra.
Si lo reconozco, este acto vandálico me ha dañado, nos ha dañado a todos, sean canarios o no; pero no nos ha matado, ni doblegado; pues no asumimos ninguna derrota.
Por eso me dirijo a vosotros, sátrapas, terroristas culturales y os digo que a partir de este instante estéis muy atentos, mirad a vuestra espalda, pues algún día os gravarán con una cámara de video, fotos u otro medio y os pondremos rostro, para escupiros a la cara o mejor para educaros que seguro os jode más.
Alejandro Dieppa León.
Foto de mi álbum personal.
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