“La vida sin sentido, no tiene sentido y dar sentido a nuestra vida pasa por un camino iniciático que dura toda nuestra existencia”
Alejandro Dieppa león.
Cuando paseamos por las nubes, el espíritu nos inspira sentimientos de tranquilidad, de paz, de hermandad exhalados entre los globos de la humanidad que vuelan sumergidos en sus mundos secuenciales, algunos de ellos junto a nosotros, la gran mayoría a corta distancia sobre la tierra, casi rozándola, lamiendo sus impurezas, y los más místicos, los que buscan alcanzar lo que aparentemente es inalcanzable, su plenitud emocional, se elevan hasta donde la vista no alcanza a ver bien; pues esta solamente mide por lo que percibe.
Hilvanar el éter, el sentido, la forma, cuando el dragón interior ruge, no se puede alcanzar; pues es nuestro yo que se ata a la vida cotidiana dejando que no fluya el sentido positivo desbastado de toda esencia terrenal.
El mar de nubes, el bien, el sonido preciso, la cadencia estáticamente enganchada en el movimiento basculante de esa nota que unida a otras notas forman un conjunto sereno que es capaz de hacernos viajar, cual mano que acaricia el viento, nos inspira sentimientos en movimiento circular, sellados, entre el Yin y el yang, nuestra dualidad, nuestro bagaje, para simplemente poder avanzar en la esencia verdadera.
Yo no sé a ustedes, pero cuando escucho música, si me dice algo, si la siento, suelo transportarme a ese mundo interior donde todos estamos seguros, serenos, donde solamente en ese lugar idílico somos capaces de alcanzar un destello de inspiración, de luz divina que armoniza nuestra forma terrenal, esa piel de barro oxidada por momentos por lo mismo que nos da la vida, el oxígeno.
Me reafirmo en decir que la vida sin sentido, no tiene sentido y dar sentido a nuestra vida pasa por un camino iniciático que dura toda nuestra existencia.
DI DONNA nos muestra un nuevo trabajo sellado en esta pieza, nos habla a través de él, trata de guiar, el espíritu a donde el mal no perturba su esencia, consiguiendo que meditemos, que trascendamos, que alcancemos lo inalcanzable físicamente... como solamente lo sabe hacer un auténtico maestro del arte…
Recomiendo pasear por el resto de su obra; pues encontrarán su universo particular deleitándose en su perfección melódica, acompasado pulso del alma…
Quisiera ofrendar este texto, a un maestro de la serenidad, Alexis Rodríguez Sánchez, por serenar el alma de una parte de nuestra familia en momentos difíciles, a Madagascar, por ser un pedacito de cielo, y a todo aquel que sienta que en este mundo el circulo es la forma perfecta...
Besos a Mónica y en especial a Arminda.
Alejandro Dieppa León.
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