QUERIDO HIJO...
EL MEJOR PUENTE DE UNIÓN ENTRE PUEBLOS ES LA PALABRA
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COLUMNA
El pasado viernes 19 de abril de este convulso (por la situación caótica de mi país) 2013 tuve el placer de participar, en calidad de prologuista a la presentación del poemario titulado "HISTORIAS SURREALES DE ARUCAS" escrito por el insigne poeta lagunero Javier de la Rosa e ilustrado por el pintor, poeta del color, Gran Canario, Felipe Juan...
Libro que además llevaba el prólogo del pintor, aruquense, Gran Canario también, Antonio Cerpa y de éste escritor que rubrica esta columna...
Una presentación que transcurrió serena, diáfana... ribeteada con el verbo de los allí presentes y la magistral expresión interpretativa, de su propia poesía, de Javier de la Rosa que comenzó con esta introducción cuando le llegó su turno. Introducción a la que añado la de Cerpa, Felipe Juan y la mía:
HISTORIAS SURREALES DE ARUCAS
Estas historias en surrealidad y en la poesía se dejan llevar por un hilo conductor: El de la verdad de sí mismas y en mi memoria receptiva a todos los fenómenos para normales acaecidos en esta localidad e Arucas. Pero hay aún más; para que una obra de arte lo sea, se derivan o destinan los sentimientos del artista que refractan hacia otros espejos de la sensibilidad de los seres humanos llevados por el encantamiento y el hallazgo de su propio devenir en los términos de lo que acontece cotidianamente y en la sencillez del ámbito canario donde se suscitan, historias, nacidas de la mano del pneuma o aire insuflador de la divinidad que habita en los hombres y porta la palma del ser deambulando por las acequias, los jardines, las vaguadas de Gran Canaria y en concreto de Arucas que muerde el cielo desde su Catedral Gótica y su casco histórico tan hermoso.
La verdad de las Historias surreales de Arucas reside en el poema, en los poemas, receptáculos que adsorben lo verbal para engastarse como una gema en el corazón de Arucas, de este Municipio donde se advierte el espíritu de múltiples cosas; entre ellas los testimonios poéticos de mi poemario que al abrigo del antaño resuelve una parte de esta Ciudad de las piedras de la memoria.
Luego las pinturas de Felipe Juan, mi amigo, en su plástica, él, también me da la mano en este universo lleno de luz y fantasmas en la vida del sueño acontecido en su mensaje también poético, también surreal y también llevado.
Decir más sobre mi obra poética dedicada a Arucas, a las sensaciones desprendidas de sí mismas; más en la Catedral Gótica que me elevó para destinar estas palabras poéticas mías en la remembranza de mi juventud, cuando mis padres residieron en Las Palmas capital y yo visitaba desde Tenerife, desde La Laguna, también ciudad de brumas y emblemas sutiles del más allá, a esta ciudad de Arucas en mi soledad de aquellos tiempos y momentos íntimos que viví en las circunstancias propias de mi vida que me tatuó en la carne el dolor y para siempre. Desde aquellos años y en hégira llegué una vez a Arucas y penetré en la Iglesia-Catedral del único gótico que existe en Canarias y en ella me encontré con un sacerdote, recuerdo, que me sentó al borde de las piedras y me habló, me contó historias que me hicieron revivir y andar mejor por este nuestro mundo isleño que parece no existir; pero que juega en el dormir pletórico de belleza y luces.
Y ahora vuelvo, regreso a ser el mismo joven de aquel momento y me siento entre ustedes y después de haber girado por Roma, Palermo, París, Madrid, Río de Janeiro, en fin... volver, siempre volver a este punto del planeta a esta isla de Gran Canaria a esta ciudad de jardines y blasones de nuevo y con mi tiempo otra vez lleno de beldad y esperanzas en estas Historias surreales de Arucas.
Javier de la Rosa.
Doctor Honoris Causa de la Universidad de la Universidad de Westbrook USA,
Medalla de plata en literatura de Arts, Sciencies et Lettres de París,
Premio (entre otros) Italia de poesía,
Premio nacional de poesía Hernan Esquío,
Viceministro del parlamento de la Seguridad y la Paz de las Naciones, ONU....
Arucas, palpitante corazón de piedra...
Dicen los mayores del lugar, que cuando vives demasiado tiempo en una ciudad pasas a formar parte de ella, como sus calles, sus casas, el viejo reloj de la iglesia, yo creo que no es así del todo, para formar parte de una ciudad para formar parte de algo en concreto tienes que sentirlo, quererlo, haz de saberte fundir con lo que realmente amas, nadie se funde con lo que odia, con lo que ignora o con lo que simplemente no sabe apreciar...
Para amar una ciudad, para amar a Arucas, para amar sus calles, sus esquinas, sus monumentos, sus fuentes o incluso sus viejas farolas, no basta con crecer y caminar en ella, no basta con pasar el resto de nuestras vidas deambulando de aquí para allá entre sus edificios y casas.
Para fundirse con "mi ciudad", con "mi Arucas eterna", para ser parte de ella, hay que amarla y respetarla con absoluta sinceridad, y eso es sólo exclusividad de los seres que saben mezclar sus sueños con las antiguas casas, sus ojos con el gris azulado de la noble piedra, su voz con el tañido de la campana, su alma con la redondez de la montaña.
Javier de la Rosa y Felipe Juan son dos de esos seres sensibles y privilegiados, que han sabido fundirse con "mi ciudad", con esa Arucas, amante celosa y generosa en belleza que regala su hermosura bajo el precio de la fidelidad artística y poética.
Javier de la Rosa besa sus sagradas piedras con poemas cortos, pero exquisitos, claros y directos, llenos de musicalidad pictórica, donde despliega todo su sentir en breves y coloridas palabras cargadas de recuerdos y de aguda observación, donde descubre sin pudor y fuerte melancolía todos aquellos detalles que tocan las fibras de la sensibilidad de un poeta que mira cada rincón con los ojos del alma.
Felipe Juan, fiel al poeta, pinta en el mismo plano su visión particular haciendo imagen lo que antes eran palabras encadenadas por los sentimientos, con la misma simbología espiritual, con la misma mística, con esa visión casi religiosa que parece imponer "mi ciudad" y que el pintor refleja con una simbología tan clara como atractiva.
"Mi ciudad", no sé porqué la llamo "mi ciudad" por muy mía que la sienta, Arucas es sólo de ella misma, y solamente se da aquellos que saben amarla hasta fundirse con ella, pero nunca es de nadie aunque esté en el alma de todos los que la amaron, y queda claro que estos dos autores, Javier de la Rosa con sus pictóricos poemas y Felipe Juan con sus poéticos cuadros, la llevan muy dentro del alma y de esta forma tan generosa nos la muestran.
Los autores nos ofrecen en estas páginas no son sólo coloridas palabras o sonoras imágenes, poemas o cuadros, son en definitiva sentimientos y deseos, lo que definen a un buen amante y lo que los distingue de aquellos que sólo pisotean el alquitrán de sus polvorientas calles o patean sin mayores miramientos sus añejos adoquines, ambos nos ofrecen su sabiduría de llevar a la condición de Arte el sincero sentir por la ciudad de Arucas, ellos han sabido unir su palpitar, al unísono, con el gran corazón de piedra de mí... de "nuestra ciudad", porque ellos han pasado de ser meros caminantes del asfalto a formar parte del todo, como las casas, las piedras labradas, las viejas farolas, la redonda montaña...
Antonio Cerpa,
pintor aruquense.
Desde el ventanal de la casa de Los Castillos de Arucas, traigo a mi memoria los recuerdos de aquel paseo con Javier y Charo por el casco de Arucas. De igual modo que ocurriera en la Villa Verde de Moya, es notorio y desencadenante de un nuevo libro de poemas.
En Moya, recorría Javier con sus palabras sus calles y entorno, ante todo supuso un canto y un homenaje a Tomás Morales. Ahora por Arucas, no existe tantas referencias tal vez hacia su espacio de una forma directa, sí de otros modos habiendo continuas referencias al Parque Gourié y a la hermosa Iglesia de San Juan. Además, hay una historia paralela de Pino, quien borda un traje de novia que luego viajará a Escocia... Precisamente país que tanto a mi musa Cali como a mí, nos acompañó en el viaje de novios... Existe también la figura de un "aparecido" que nos conduce a una tercera historia muy vinculada al poeta. Un gran surtido de flores que siempre aderezan y portal los poemas.
Los colores violetas, gris y amarillo que visten los dibujos que presento son para mí son los tonos que asocio a nuestra tierra de Arucas; violetas por las acampanadas flores de la Jacaranda que tanto abundan, el gris de la cantería de piedra inconfundible de este enclave y el amarillo que siempre me acompaña, enamora y que se traduce también en la luz especial y alegría que Arucas nos regala.
Gracias Aguañaquita, Guayabo y Mariposa por darme el empujón para desde hace más de un años poder disfrutar de la magnífica sensación que nos despierta los rincones de esta ciudad. También mi agradecimiento a Victor Batista, a la Concejala del Área de Cultura, a Alejandro Dieppa, Antonio Cerpa, Antonio Sanchez y nuevamente a Javier de la Rosa por confiar y brindarme una nueva creación literaria.
Felipe Juan,
pintor...
El acuarelista y alfombrista aruquense Juan Martín estrecha la mano del poeta lagunero Javier de la rosa uniendo en este gesto a dos islas: ¡Cuántos no deberían grabarse en su mente tan hermoso gesto!
Cincelando la esencia en Arucas
La epicurea naturaleza del maestro que cuida la esencia de lo observado en el entorno por donde ha caminado inhalando olores agradables, dejándose rozar por las aristas de un presente, y un pasado, metamorfoseado en distintos planos existenciales, ya sean éstos físicos o extra-corpóreos, se recrea en los detalles casi imperceptibles cuando se para a meditar ésta, su obra, y comienza a enhebrar la purificación metafórica de los ecos de la experiencia ribeteados con infinidad de adjetivos: luminosos, cambiantes, juguetones, díscolos... integrados en la sustancia de la expresión escogida, argumentada, llena de estallidos, viva, galopante, irreverente a lo ortodoxo de la métrica, que no se deja encorsetar con la puntuación detallada... salvo en momentos escogidos; pues es notorio que el autor busca la libertad de la expresión plena en los tramos cortos, con toques de "Déjà vu" y con formas geométricas verbales llenas de energía vital que alimentan la lectura pausada, como su experiencia, para ordenar el orden de la rúbrica inconfundible que es capaz de motivar el pincel del maestro del Yan, el cual consigue integrar en esta obra su filosofía difuminada, en una base de energéticos amarillos, que homenajean la experiencia del tiempo vivido en Arucas.
Un tiempo, una porción del jardín delas Hespérides donde el amor, la mujer, las formas, los detalles, la simbología... han motivado, sobre la piedra etérea aruquense, los trazos cincelados por estos dos maestros canteranos: Uno de la pluma y otro del pincel.
Alejandro Dieppa León.
Escritor.
Por un mundo mejor,
por una sociedad más justa.
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