La felicidad es un sol que despunta y se consolida, si tu lo buscas, con el nacer de cada nuevo día.
CUENTO:
APATÍA, después de sonarle el despertador a las seis en punto, se levantó y siguiendo su sinergia rubricó sus rutinas de siempre: Primero, ir al baño donde después de mirarse al espejo se lavó la cara; segundo y tras cambiar el reconfortante pijama por un par de frioleras prendas tomó su desayuno habitual (cereales con miel y unas tostadas pintadas con mermelada y mantequilla) se dirigió a su garaje, lentamente, fiel a su naturaleza con la intención de ir a su trabajo... Pero esta vez una inesperada reparación de la autovía desvió su habitual trayectoria hasta la playa del Sol, lugar donde un inesperado pinchazo paró su marcha. APATÍA se bajó del coche (ni siquiera se había enfadado) con una linterna en la mano y con ella, tras colocarse frente a la rueda pinchada, de espaldas a la línea del horizonte, apuntó a su problema... y cuando más absorta estaba en su contemplación un rayo del luz matutina la sobrepaso... APATÍA se giró para contemplar aquel amanecer y siguiendo un inesperado impulso puso corrió hacia la orilla de la playa...
Ya acariciando el mar sus pies descalzos comenzó a saltar y a saltar hasta que su naturaleza se desdobló y compartió con ella un momento: FELIZ, PLENO...
Recuerda... Si llamas a la felicidad con fuerza, con convencimiento... esta te responderá.
Alejandro Dieppa León.
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