Querido hijo…
Cuando las magadas hacen ofrendas a Acorán ocurren
milagros.
Medita.
Cuento: Magia en Arucas.
En la noche de los tiempos, donde se curva la entonación
de lo tangible y lo intangible, un grupo de mujeres caminaban en la oscuridad
de su pulsante realidad, en silencio, en perfecto orden, meditando la fórmula
que les permitiera acertar en su encriptado pensamiento…
Ya en el lugar escogido, después de haber subido, paso a
paso y metro a metro, una alta montaña arañando en el equilibrio el gesto
perfecto para no caer al abismo de la realidad y morir a sus pies despeñadas,
se posicionaron sobre el escarpado terreno, hermanas e hijas, primas y tías,
ataviadas de pieles de cabras y ovejas albinas, en perfecta estructura
geométrica con la intención de extender sobre los elementos los roles macerados
en el cuenco de sus vidas: Las dos mayores vistiendo los atuendos rituales y
las dos menores desvistiéndose de ellos para mostrar a Acorán su desnudez bañadas
por los plateados rayos de Moneiba (La luna).
—Zahañat
guayohec —exhalaron al levantar
sus brazos mientras equilibraban sus hermosos cuerpos sobre las puntas de sus
pies. A lo que sus madres respondieron al unísono:
–Amenacorán —mientras golpeaban con ramas verdes la leche que previo
a este paso habían vertido sobre una escogida roca que se erigía en el mismo punto
geométrico de su templo natural.
Así estuvieron en perfecta espiral fonética hasta que entraron en un
buscado trance después de haber tomado varios tragos de tamazona con oche a la
cual le habían añadido unas hierbas que, en la proporción exacta, potenciaban
las facultades, individuales y colectivas, de aquellas mujeres expertas en
magias ancestrales.
De pronto sobre de ellas se contorsionó el espacio-tiempo
y tras una explosión de luz contenida comenzó, excitado por el mantra sonoro de
las magadas, a girar en una espiral que las fue tragando, poco a poco, hasta
que de pronto, ataviadas con los mismos ropajes con los que habían subido a la
montaña, aparecieron en una época futura, año del señor veintiuno de septiembre
del dos mil dieciocho: En un lugar que ellas conocían como Areuca y que ahora
todos mentaban como Arucas, frente a la puerta donde un grupo cultural conocido
por los lugareños como Salsipuedes desarrollaba una propuesta cultural. En
medio de una explosión de chácaras y tambores. En medio de una procesión que
amenizaba la inquietud de miles de personas reunidas allí.
Las magadas se sumaron a dicha procesión observando, con
detenimiento, a cuantos les observaban, valorando sus cadencias anímicas, variados
ropajes y roles sociales hasta que la procesión terminó y los participantes
posicionados en distintos puntos del recorrido comenzaron a interactuar con los
que se habían congregado allí al reclamo del entretenido evento. Momento en el
cual se difuminaron en el ambiente tras mentar un conjuro y comenzaron a
susurrar a en los oídos de los participantes historias reales que informaban de
cuanto había sucedido en la historia de un pueblo que aunque doblegado por la
fuerza de las armas nunca perdió el aroma de su más pura esencia.
Hasta que se toparon con un paseante, que había venido a
ver el espectáculo con su esposa y dos amigos, y que disfrutaba de aquella
interacción sacando fotos, unas veces a solas y otras acompañado, tras haberse
alejado de sus acompañantes y mujer unos instantes y cierta distancia. Momento
aprovechado por estas hechiceras para encargarle la tarea de contar a cuantos
pudiera la exhalación cultural que se había dado aquella mágica noche, además
de encargarle la tarea de contar la del acto que habría en la ciudad capitalina
de la antaño Tamarán (Gran Canaria) al día siguiente y éste fiel al pacto hecho
con aquellas mujeres lo hizo.
Y colorín colorado este cuento se ha terminado.
Felicitar desde este blog a todos los componentes de
Salsipuedes por su compromiso con la cultura, por su compromiso con las
tradiciones e historia y por demostrar que todo se puede lograr si cada uno
interpreta su papel con humildad además de dar las gracias por todo el cariño que
le demuestran a cuantos entrelazan lazos verbales con ellos. Sin olvidar
pedirles perdón por la calidad fotográfica de esta columna: ¡Jo!, pero la
exigua economía familiar es lo que me permite por el momento: Ya habrá tiempos
mejores.
Espero les guste la fórmula de contar en cuento las
vivencias sensoriales libadas en este acto y despedirme reafirmándome en el
convencimiento de que:
Son todo un ejemplo.
Alejandro Dieppa León.
Por una sociedad mejor,
por un mundo más justo.
Frase y cuento de mi
serie: Meditando en un templo Shaolín.
Fotomontaje de mi álbum
personal.
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