domingo, 10 de enero de 2010

Añoranza de un tiempo mejor. (de Francisca León Rivero)


Aurora camina lentamente... Justo con ese caminar cansino del que busca un lugar para dejar de arrastrar sus pasos...

Sus llorosos ojos miran a los viandantes, con pena, con rabia... y la melancólica alegría transmitida agudiza más su pena...

El sol hacía horas que se había ocultado tras el ocaso: Moraba en su casa después de su trabajo... Buscando el reposo se despojaba de las historias que le había tocado vivir en el día de víspera de reyes. Ahora le tocaba a su compañera la luna brillar su hermosura en aquella noche mágica...

Un silencio amargo seguía acompañando a Aurora. Sus pasos lentos, apáticos, la condujeron hacia unos grandes almacenes vestidos de fiesta, de ilusiones de colores... y recordó cuan feliz fue en otras noches mágicas de reyes, como lo eran aquellos viandantes que había mirado: con pena, con rabia... que realizaban sus compras sin fijarse en la pena de su alma; pues la que ciega con su guadaña sólo escoge sus víctimas dejando su tornasol apagado...

Es por eso que entre lágrimas vamos buscando las veredas pasadas, para afianzarnos a la nueva vida que nos toca vivir...

Aurora se llenó de fuerzas para realizar su plan pensado desde hacía días... Entró por la puerta que hacía esquina donde siempre la esperaba su hija para servirle de rey mago, pero por más que buscó con ansiedad pidiéndole al cielo un milagro, no vio nada, por eso agitó la cabeza, intentando borrar negros nubarrones, y siguió andando: Ella sabía que tenía que ser aquella noche su propio rey mago comprando sus regalos.

Cuando regresó a su casa los colocó en el balcón junto a la estrella que brillaba con su luz parpadeante colgada del cristal del gran ventanal, dejando transcurrir las horas de la amanecida mágica.

El cansancio cerró sus ojos y en sus sueños gozó lo que despierta hubiera querido ver.

Texto enviado por Dª Francisca león Rivero. Poeta, Gran Canaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario