Me he quedado mudo…
Mi boca se muerde y sangra…
Mi dolor, espeso como la neblina,
me confunde y no me deja ver.
La hiel, amargura, adversidad y desabrimiento...
son las aliadas de la locura
la que alimenta mi amargura
en los instantes de mi ver,
de mi sentir y hasta de mi entender.
Te observé… Sí, te observé,
con ojos grandes, atentos,
que laten cristales de frustración,
de desesperación,
de preguntas incontestables que gritan:
el porqué todos te dieron de lado,
el porqué de tanta locura,
el porqué de tanta amargura.
el porqué la vida es tan cruda y sin compasión.
Te observé… Sí, te observé,
y ya no puedo hacer nada por salvarte
porque el cristal de la distancia
impide que se huelan las fragancias pestilentes
de la cruda realidad…
No miento si te digo que, mientras observaba,
quise darte cobijo,
quise darte posada,
quise ayudar, sinceramente, al niño que gritaba
al mundo que vive en abundancia…
¿Por qué me dejan morir de hambre y sed?
Cuantos niños de este mundo estarán muriendo en este instante, perra vida y unos poco aún quieren seguir engrosando sus cuentas de resultado porque les parece poco lo que tienen...
Mi dolor, espeso como la neblina,
me confunde y no me deja ver.
La hiel, amargura, adversidad y desabrimiento...
son las aliadas de la locura
la que alimenta mi amargura
en los instantes de mi ver,
de mi sentir y hasta de mi entender.
Te observé… Sí, te observé,
con ojos grandes, atentos,
que laten cristales de frustración,
de desesperación,
de preguntas incontestables que gritan:
el porqué todos te dieron de lado,
el porqué de tanta locura,
el porqué de tanta amargura.
el porqué la vida es tan cruda y sin compasión.
Te observé… Sí, te observé,
y ya no puedo hacer nada por salvarte
porque el cristal de la distancia
impide que se huelan las fragancias pestilentes
de la cruda realidad…
No miento si te digo que, mientras observaba,
quise darte cobijo,
quise darte posada,
quise ayudar, sinceramente, al niño que gritaba
al mundo que vive en abundancia…
¿Por qué me dejan morir de hambre y sed?
Cuantos niños de este mundo estarán muriendo en este instante, perra vida y unos poco aún quieren seguir engrosando sus cuentas de resultado porque les parece poco lo que tienen...
Dios perdone su mezquindad, pues yo no puedo...
Nota: Con este poema participé en el proyecto multidisciplinar INFANTILUZ, de cual además he sido coordinador literario.
Alejandro Dieppa León.
Esta fotografía la saqué el sábado 19 de noviembre de 2009 en Arucas, pueblo natal de mi mujer, Atteneri.
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