jueves, 24 de noviembre de 2011

CUENTO CORTITO: LA FELICIDAD ES LUZ....

La felicidad es un sol que despunta y se consolida, si tu lo buscas, con el nacer de cada nuevo día.

CUENTO:

APATÍA, después de sonarle el despertador a las seis en punto, se levantó y siguiendo su sinergia rubricó sus rutinas de siempre: Primero, ir al baño donde después de mirarse al espejo se lavó la cara; segundo y tras cambiar el reconfortante pijama por un par de frioleras prendas tomó su desayuno habitual (cereales con miel y unas tostadas pintadas con mermelada y mantequilla) se dirigió a su garaje, lentamente, fiel a su naturaleza con la intención de ir a su trabajo... Pero esta vez una inesperada reparación de la autovía desvió su habitual trayectoria hasta la playa del Sol, lugar donde un inesperado pinchazo paró su marcha. APATÍA se bajó del coche (ni siquiera se había enfadado) con una linterna en la mano y con ella, tras colocarse frente a la rueda pinchada, de espaldas a la línea del horizonte, apuntó a su problema... y cuando más absorta estaba en su contemplación un rayo del luz matutina la sobrepaso... APATÍA se giró para contemplar aquel amanecer y siguiendo un inesperado impulso puso corrió hacia la orilla de la playa...

Ya acariciando el mar sus pies descalzos comenzó a saltar y a saltar hasta que su naturaleza se desdobló y compartió con ella un momento: FELIZ, PLENO...

Recuerda... Si llamas a la felicidad con fuerza, con convencimiento... esta te responderá.

Alejandro Dieppa León.

domingo, 13 de noviembre de 2011

CUENTO CORTO: LA VOZ


SI FIJAS BIEN TU PASO EN TU CAMINO MENTAL LAS VOCES QUE ESCUCHES EN TU INTERIOR O EN TU EXTERIOR NO TE APARTARÁN DE ÉL

CUENTO:

Armando "El maderas", como así era conocido, carpintero de profesión y hombre sano de mente y cuerpo, del cual no se sabía a ciencia cierta su procedencia verdadera, caminaba hacia su carpintería (pequeño garaje alquilado a la vieja Juliana por 500 euros mensuales y en el cual había invertido unos 2000 aproximadamente en ponerlo en marcha) tarareando, entre dientes, su canción preferida:

-Paquita que guapa estás... ¿Dónde estarás Paquita? Paquita que guapa estás... Déjame tocarte Paquita... Porque si toco tu cara bonita, Paquita... feliz tú me harás... Y en una playa bonita, Paquita... tu y yo nos abanicaremos al compás...

Canción aprendida o inventada en uno de aquellos tantos lugares del mundo donde había instalado su sapiencia y dotes de maestría con la madera, una materia prima maleable y agradecida de la cual se puede obtener desde los más diversos útiles hasta la belleza más exquisita y armoniosa.

Y cuando más absorto estaba en sus cosas escuchó a sus espaldas:

-Armando, Armando...

El carpintero se giró y observó como Don Tomás, el cura de la gran iglesia que se levantaba orgullosa dentro de aquella pequeña ciudad, corría hasta él...

-Gracias por esperarme... Uff... La edad no perdona...

-Sí Don "Tromás" la "Edrad" no "prerdona" - le ayudó a subir a la acera.

-Gracias, hijo.

-De "Nrada", Don "Tromás".

-El motivo por el cual te paro -se limpió una gota de sudor que tenía la intención de precipitarse al vacío desde su frente- es que necesito que repares a la Virgen de la Madera, una imagen de origen medieval, que tenemos en una pequeña capilla en la iglesia... ¿Cuánto me cobrarás por el trabajo?

-"Sriendo" "Parra" la iglesia "narra" es un placer para mí poder "trrabajar" en ella.

-¿Cuándo puedes empezar?

-Esta misma "Trarde" y así "trodas" las Trardes" hasta que acabe.

-Que buen cristiano eres Armando -hizo la señal de la cruz frente a su rostro-. Que Dios bendiga tus pasos.

Cura y carpintero se despidieron y Armando "El maderas" continuó su camino tarareando su canción preferida:

-Paquita que guapa estás... ¿Dónde estarás Paquita? Paquita que guapa estás... Déjame tocarte Paquita... Porque si toco tu cara bonita, Paquita... feliz tú me harás... Y en una playa bonita, Paquita... tu y yo nos abanicaremos al compás... -cuando de pronto, al recorrer el segmento dentro del cual se extendía, hacia su derecha, el viejo callejón de la astilla, lugar donde los traficantes de poca monta trapicheaban con sus clientes, escuchó una nítida voz que le decía:

-ARMANDO NO REPARES LA IMAGEN Y TE DARÉ ORO Y FAMA...

-¡Quién me habla! -paró su marcha; pero tan solo un soplo de aire frío exhalado desde las entrañas del interior del callejón fue lo que encontró como respuesta.

El carpintero quitó importancia al acontecimiento esgrimiendo el argumento que le decía: "todo es fruto de tu imaginación" y siguió adelante tarareando su canción:

-Paquita que guapa estás... ¿Dónde estarás Paquita? Paquita que guapa estás... Déjame tocarte Paquita... Porque si toco tu cara bonita, Paquita... feliz tú me harás... Y en una playa bonita, Paquita... tu y yo nos abanicaremos al compás...

Después de haber cruzado un paso de peatones y recorriendo la larga calle del lamento, así nombrada por las saetas dedicadas a la virgen en el día de las alfombras, ya recorriendo el corto espacio que dibujaba el afamado callejón de la rama, lugar en donde las putas, al amparo de la noche follaban, con diestro y siniestro, a cambio de dinero para gastar en drogas y en otros menesteres más honrados, volvió a escuchar la voz que insistente le dijo:

-ARMANDO NO REPARES LA IMAGEN Y TE DARÉ ORO Y FAMA...

Armando giró su rostro hacia la izquierda buscando quien le prometía tan suculento estipendio, pero solo pudo percibir el correr hasta él de una imagen parecida al efecto que se produce en el desierto cuando tenemos insolación. Aparición ante la cual Armando salió corriendo.

Ya lejos del callejón "El maderas" queriendo quitarle importancia a tal fenómeno siguió su camino tarareando su canción, esta vez en voz alta:

-Paquita que guapa estás... ¿Dónde estarás Paquita? Paquita que guapa estás... Déjame tocarte Paquita... Porque si toco tu cara bonita, Paquita... feliz tú me harás... Y en una playa bonita, Paquita... tu y yo nos abanicaremos al compás... -así una y otra vez hasta llegar a la calle de las angustias, así nombrada porque en ella el trono de la Virgen de la Madera se inclinaba diez beses antes de seguir su camino en la procesión de Semana Santa, y cuando Armando fue a pasar junto por el callejón del palo algo en su interior le impulsó a cambiar de acera, pero la voz insistió nuevamente justo cuando se paraba frente a él:

-ARMANDO NO REPARES LA IMAGEN Y TE DARÉ ORO Y FAMA... -dijo la voz al mismo tiempo que ésta se materializaba ante el carpintero en forma de una mano invitándolo a entrar...

-"Drios" no dejes que me vuelva loco -cambió su rumbo y sin parar su marcha buscó la iglesia, entró dentro y arrodillado ante la Virgen de la Madera rezó, rezó y rezó hasta que escuchó:

-HIJO MÍO SOLAMENTE UNA MANO PURA PUEDE REPARAR MI TRONO Y TÚ PUEDES HACERLO...

Armando "El maderas", lloró y pidió el no escuchar más voces en su cabeza a cambio de reparar si reparaba el trono y así fue y a partir de ese día Armando repara tronos pensando en que si no lo hace volverá a escuchar a aquella aterradora voz que le daría oro y fama...

Posdata:

Y ahora que cada uno saque sus conclusiones...
Alejandro Dieppa León.

viernes, 11 de noviembre de 2011

MI CITA Y CUENTO: "JUICIOS DE VALOR" DEL 11 DE NOVIEMBRE DEL 2011.


QUERIDO HIJO...

EL SER HUMANO QUE JUZGA A OTRO SER HUMANO SIN CONOCERLO ESTÁ RECONOCIENDO EN ESE OTRO SUS PROPIOS DEFECTOS...

MEDITA…
MEDITO…
MEDITEMOS...

CUENTO: JUICIOS DE VALOR.

Marina caminaba la calle mayor de Triana: alegre, contenta de su porte y estado físico, abanicando su pelo corto con alegría, tarareando el éxito de turno en las listas musicales de moda y al llegar a un paso de peatones regulado por semáforo paró su marcha en seco justo en el bordillo de la acera...

Una mujer que, junto a su acompañante en el coche, había detenido su marcha en el mismo paso de peatones, a su izquierda, argumentó en voz alta:

-Mejor le diera vergüenza andar por la calle con esa falda tan corta y esa blusa por cuyo escote se le salen todas las tetas... Puta... mira que eres puta -acentuó mientras Marina recorría, con su habitual gesto grosero, la piel blanca y negra del paso de peatones.

-Te as pasado Sonia -comentó su acompañante y seguidamente acarició su larga melena negra para serenar su estado de ánimo...

Al llegar Marina al final del paso de peatones, Sonia arrancó su coche y ambas siguieron el curso de sus vidas y mientras la primera, Marina, la que vestía falda corta y blusa estrecha, entraba en su centro de trabajo para recorrer su jornada laboral como doctora de urgencias. Trabajo elegido por propia voluntad. Sonia, entraba, con su larga cabellera negra y carita de niña buena en un motel para ponerle los cuernos a su marido con su ligue de turno.

Alejandro Dieppa León.
Por una sociedad mejor,
por un mundo más justo.

Derechos de propiedad intelectual literarios y de imagen reservados al y del autor: Alejandro Dieppa León.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

CUENTO CORTO: EL HONGO RADIOACTIVO


Aquella mañana, nuestro "sempiterno" astro rey, el sol, según se elevaba sobre la perfilada línea del horizonte, fue casi ocultado por una gran nube en forma de hongo; por eso, sus rosaseos rayos, queriendo escapar de aquella gran nube tóxica y radioactiva aumentaron su velocidad con la sincera intención de avisar a los que aún no se habían percatado, dentro de nuestra variopinta bola azul, del estallido de aquel ensayo de bomba, con cabeza nuclear, y una vez recorridos los kilómetros de separación entre el caos y el "orden" establecido, atravesando coloridas cristaleras de colores, conectaron con los cabezas pensantes de aquellos estereotipados despachos llenos de mentes "privilegiadas" que dominaban los hilos de las sociedades de los países donde vivían...
En una improvisada y relámpaga reunión, vía vídeo conferencia, los máximos representantes decidieron amonestar verbalmente y por escrito a aquel país que se había atrevido a tal osadía sin su consentimiento y supervición. Consentimiento y supervición que se hubiese ratificado si aquel país se hubiese amoldado a sus intereses, solamente a sus intereses.
Pasados los meses el nerviosismo, movido por más intereses variopintos, sí, siempre por los intereses, ¡qué pena!, se instaló en la clase política y con el tiempo el peligro de una cuarta guerra mundial en la que el excedente de población estaba metódicamente calculado que pereciera, pues todos sabían que en la tierra ya eran muchos, y en la que la entrada en conflicto era toda una oportunidad para ocultar los errores que habían llevado a nuestra civilizada sociedad a una profunda crisis mundial se llevó a la practica después de utilizar como escusa un antiguo conflicto entre viejos enemigos....
A fecha de más que "probable futuro" ya no hay crisis, los partidos políticos han vuelto a prometer, bajo su oculto eslogan, el pan y la sal necesarios para la estabilidad social y los miles de damnificados que pasean sus miserias por las radioactivas calles lloran las decisiones de sus mandatarios, los mismos que habían y reinaban antes del conflicto, los mismos que habían y reinaban antes de la crisis...
A fecha de más que "probable futuro" nada a cambiado porque la guerra no cambia nada, ni sirve para nada, ni mejora nada... por eso el ser humano se sigue dejando influenciar por sus más bajos instintos: ambición, sed de poder...

Alejandro Dieppa León.

martes, 8 de noviembre de 2011

CUENTO CORTITO: LA GUADAÑA DE LA VERDAD.

LA VERDAD ES COMO UNA GUADAÑA QUE CORTA EL ALIENTO DEL QUE NO QUIERE RECONOCER SUS ERRORES...

CUENTO:

Érase que se era una mujer hermosa y verdadera que no simpatizaba con ENGAÑO y la MENTIRA dos codiciosas compañeras de camino que el caprichoso DESTINO unió....

Un día harta de tanto ser injuriada y vejada verbalmente VERDAD desidió forjar en el monte del destino, en el lugar reservado a sus antepasados, una afilada guadaña con la que cada vez que ENGAÑO y MENTIRA soltaba una injuria, calumnia o vejación verbal cortaba en el aire su diabólico trazo...

Y cuentan que desde que VERDAD no dejó que ENGAÑO y MENTIRA pudieran expresarse con dañina ligereza" el mundo a su alrededor se volvió un poco mejor....

Alejandro Dieppa León.