lunes, 22 de agosto de 2011

GRAN CANARIA, TELDE, PLAYA DE OJOS DE GARZA: EN EL RECUERDO DE LOS QUE HICIERON SU ÚLTIMO VIAJE.

Escrito por Jesús Ruiz Mesa.

“…….Yo sé que ninguno olvida pese al tiempo que ha pasado el golpe cruel y motivado que quiso darles la vida, duro es vivir la partida de los seres que queremos, pero por más que aún estemos envueltos en la tristeza nos consuela con certeza que nunca los olvidaremos.”

Con estos versos comienza una de las folías que esta mañana se han escuchado en la playa teldense de Ojos de Garza en el emotivo homenaje y recuerdo de las víctimas del accidente aéreo del JK5022 de Spanair ocurrido el 20 de agosto de 2008. Acto en el que tuvo lugar la inauguración de una placa, en la misma plaza en un lateral del monolito blanco erigido, sobre la que se lee: “Que no quede el vacío mientras la luz, eterna como las olas, ilumine el instante efímero de tu partida”, de Juan Verona. Este monolito recuerda a los 154 fallecidos y 18 supervivientes del vuelo JK5022 que se estrelló en el aeropuerto de Barajas (Madrid) el 20 de agosto de 2008. La verdadera escultura está en el suelo: esos círculos de acero brillantes como la vida bruñidos al sol y ese recuerdo cada 20 de agosto a las 13:24, iluminado aunque nadie esté presente. Asociación afectados vuelo JK5022”. Ayuntamiento de Telde, 20.8.2011.

En una mañana en la que nuestra playa, Ojos de Garza, iluminada por el sol del mediodía lucía de una calma y buena mar que invitaba al baño, como muchos usuarios disfrutaban de ella, nos hizo en este acto recordar a los que nunca más pudieron retornar sobre su mar y entrar por la misma puerta que salieron, cerca, muy cerca, nuestro aeropuerto daba salidas a los servicios aeroportuarios, aviones en sus diferentes destinos iniciaban su viaje, su vuelo, su partida, sobrevolando nuestras cabezas a muy baja altura, y allí en aquella plaza de Ojos de Garza del litoral teldense, un monolito, blanco como las nubes claras que flotaban sobre la bahía, la playa, la montaña y Roque de Gando, nos recuerda, nos trae a la memoria a los que allí quedaron, en aquel trágico día del que nunca debió despegar la maquina voladora, el pájaro de acero que quebradas sus alas nos dejó para siempre aquellas almas colgadas de las nuestras.








En la paz de este día se han leído versos, cantos y comunicados, todo ha contribuido al eterno recuerdo de nuestros seres queridos, de todas y todos los pasajeros que viajaron con nosotros en esta Vida, el destino quiso que se quedaran en una estación anterior, los que seguimos aún en este viaje, recordemos su compañía y su ausencia sea compensada por el consuelo y la esperanza de que algún día nos reunamos, mientras, continuemos el viaje, mirando el horizonte de mar y tierra isleña por ellos.



El monolito desplazaba su blancura sobre las aguas que serenas discurrían en pequeñas ondas sobre la arena de la playa, un Cristo desde la capilla sobre las terrazas se ofrecía misericordioso para, quizás en el dolor y la soledad de estos momentos, entender mejor estos golpes que la Vida nos da y nos deja atónitos ante la fatalidad del desconcierto, la desesperación, el desconsuelo y de lo, muchas veces incomprensible, ante este drama, siempre las mismas preguntas y las mismas respuestas, solos en la esperanza y en nuestras memorias colectivas su eterno recuerdo. Con las flores y rosas blancas lanzadas al mar, desde este litoral el beso, el abrazo y la solidaridad con los familiares, amigos y a la sociedad para que esta tragedia no se repita nunca más.







EL ÚLTIMO VIAJE

Voy a escribir unos versos, de tierra, agua, eternidad y fuego,

tierra de la tierra mía, agua del Atlántico piélago, sangre de drago,

fuego de los volcanes que moldearon mis islas, misteriosa memoria

que guarda para sus gentes escondida el secreto de su propia historia.

Voy a sentir el deseo de alzar mi mirada y ver tu abierto azul de cielo,

bóveda luminosa abrazando tus cumbres, suave bajando hasta la costa,

limitando el horizonte una línea imaginaria, perdida en la distancia,

una presencia extraña, un espejismo, escondido en mi conciencia.

Que me lleven sobre ese mar navegando, poner proa sin rumbo establecido,

San Borondón arrástrame en tu corriente, y allí desaparecer, contigo quiero,

dejad que el aire del sur bañe mi piel cuando ya no pueda respirar mi pecho,

dejad que mi mente aún llena de sueños viaje eterna hasta el fin en mi lecho.

Sentid el corazón que disperso por los espacios sigue latiendo por la tierra madre,

tocad la piedra, acariciad las hojas, abrazad el árbol, seguid el camino, oíd el canto,

dejad que las sombras caigan, serenad el espíritu, contemplad desde aquí el amanecer,

oíd en silencio mi voz, el rumor del viento, abajo las olas dibujan su llegada final.

Dejadme a mi isla de nuevo llegar, dejadme entre vosotros descansar,

echarme a volar cuando disponga el destino que ha llegado el final,

polvo al polvo de los campos, tierra a la tierra añorada, etérea presencia,

dejad que el recuerdo permanezca entre todos en mi última ausencia.

Jesús Ruiz Mesa. Agosto 2011.

Descansen en paz y el recuerdo eterno de los fallecidos en el vuelo JK5022, familiares, amigos y supervivientes en el sincero deseo de aliento y solidaridad con todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario