martes, 9 de marzo de 2010

Un día después del 8 de marzo. (De Francisca León Rivero)

En este día de la mujer trabajadora yo quiero: felicitar y homenagear al ama de casa que, silenciosa, todo lo sabe arreglar:
Se levanta con el alba y se acuesta...
¿Cuándo se acuesta el ama de casa?
¡Ah, sí! Se acuesta cuando las estrellas están cansadas de brillar...
Si no hay pan en la talega ella lo traerá y con una mano encenderá el fuego y con la otra sostendrá al hijo que no deja de llorar...
Siempre te contesta agradecida cuando recibe el jornal... Y lo mira... ¡No le preocupa! Y como buena economista sus manos cansadas lo hace elástico y lo estira...
Y sus ojos de mujer modesta que mira los escaparates quisiera comprar para ella algún detalle...
¡Cómo oprime el bolso, que colgado de su hombro, nunca se pasa de moda!
Y se aleja silenciosa pensando en lo que nos hace falta.
Y te lo compra a ti: a su hijo, a su hija, a su esposo... A ti, pues tu sonrisa la llena de felicidad.
La docilidad y entrega del ama de casa, obrera sin paga... Cuanto se hecha en falta cuando no está.

Con permiso de los presentes quisiera dedicar este texto a Aurora Rivero Trujillo, ama de casa...

Y tambien quisiera homenagear con el siguiente texto a las que murieron por falta de solidaridad:

OBRERAS:

Con fuego acallaron sus voces.
Voces de lucha social, pues reivindicaban su puesto laboral.
Ese fuego quedó prendido en muchos corazones femeninos que han seguido reivindicando lo que ellas habían pedido.
Esas mentes asesinas no pensaron que el ocho de marzo en el calendario con fecha señalada entró...
Campanas sonad con toques de justicia.
QUE LUCHA TAN HERMOSA.
No se quede en el olvido.
Como aleteos de alos de paloma sus manos temblorosas se asomaron a través de la ventana agitando un trozo de retal color malva que fue, y es, el color de su bandera; pues para siempre las marcaron y con fuego acallaron sus voces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario