viernes, 22 de enero de 2010

POEMA: NOTAS DE UNA MADRE...


















Mi ansiedad pasea las calles
buscado los lugares de candiles encendidos...
Esos, que se reflejan en los cristales del destino…
Destellos peregrinos, de mi calor maternal.

Y te busco…
Y me amarro a la esperanza:
Dibujada en la sonrisa de un niño
o, tal vez,
con una simple mirada de aquel que,
con su mujer y su hijo,
a mi puerta se acercó.

Te añoro…
Te echo de menos…
Y a través del tiempo te busco…
Mi tesoro.
Mi cofre pequeño.
Mi arcón de oro.
Sangre de mi sangre…
Lloro, lloro, lloro, lloro…

Porque el silencio solamente me deja llorar.

Ese silencio frío que parte mi alma en dos:
La que permanece viva y la que murió.
La que corrompe la tumba y la que germinó.
La que acarició el viento que el tiempo meció.
La que no olvida y la que se calló
para que la locura no me rozara.

Y cuando cae la noche,
en mis sentimientos,
recogida en la cama,
resguardada del retumbar del silencio…

Abro el libro de la nostalgia,
abro el libro de mis recuerdos…

Recuerdos de niñas fragancias,
recuerdos de cálidos besos,
recuerdos que no pudre el tiempo
porque el que se recuerda
no está muerto.

Dedicada a la madre que escribió el texto titulado: “De madre a madre”.
¿Porqué?

Porque me ha conmovido el texto, la entereza, la madurez, la dureza del mismo... y porque me recuerda a la mía.

Yo la visito a diario y veo en su silencio el dolor, ella perdió una hija, en el accidente de Spanair en Madrid, otras circunstancias, claro... Pero un ser querido, es un ser querido. Por eso desde mi dolor, desde mi rabia, desde mi solidaridad, les digo a los que pegan el tiro en la nuca, a los que ponen una bomba lapa, a los que siembran tempestades...

¿Dormís tranquilos por las noches?
¿De verdad merece la pena ser recordado en este mundo como criminales?

Qué le diréis a vuestros hijos cuando os pregunten:

¿Papá y tú a que te dedicabas?

Yo a matar... a matar inocentes... porque no pensaban como yo, porque no se expresaban como yo... por la espalda... con bombas; pues me sabe mal ver sus rostros.

Gracias Blas González por tu e-mail verdaderamente me ha sacudido.


Fotografía del autor, Telde, Gran Canaria, 2009.

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