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domingo, 8 de abril de 2018

COLUMNA: UN MICRO-SEGUNDO FRENTE A LA VIDA.

Foto en el puerto de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

A veces cuando nos sentamos delante de un blanco papel dedicamos infinitos microsegundos a preguntarnos cómo estructuraremos el texto mediante el cual vamos a transmitir nuestra idea, sentimiento, proyección filosófica o simple ilusión; sin preocuparnos, ni tan siquiera por un ínfimo segundo, en la cantidad de noticias que se dan en este mundo justo en el instante en el que escribimos o simplemente exhalamos un tibio suspiro. Noticias, buenas o malas, que son recibidas por sus receptores de una manera u otra en función de su variopinto estado de ánimo o actitud filosófica ante la vida. Noticias: Buenas como un aumento de sueldo o malas como una congelación del mismo, buenas como que nuestra pareja nos invita, por sorpresa, a un inesperado viaje a cualquier parte del mundo o malas como que dicho viaje al que nos invitó nuestra pareja se ha cancelado por adversas condiciones atmosféricas y buenas noticias como que el cáncer que nos diagnostican es benigno o malas como que el cáncer que nos han detectado en el cerebro es maligno y por ende nos quedan de dos a tres semanas de vida. Mala noticia que fue dada, sin anestesia y por sorpresa, a la protagonista, una vendedora de unos grandes almacenes, la actriz Queen Latifah, de la película que acabo de terminar de ver titulada: Last Holiday.

Duro impacto auditivo para cualquier mortal…

Magnífica película, de la cual no desvelaré ni más trama y final, lo dejo a su inquietud conocerlas, que me ha llevado a reflexionar con este escrito cual sería la forma correcta de comportarse ante una buena o mala noticia y la verdad es que llegado a este punto solamente tengo una sencilla fórmula, muy personal, con la cual no sé si comulgarán, y es la siguiente: Ante las buenas noticias degustarlas como si se tratase de una comida en el mejor restaurante de este mundo pensando que tienen un antes y un después, o si lo prefieren un principio o un final, y ante las malas asumirlas recorriendo en comunión con mis pensamientos el pasillo de la resignación para llegar lo antes posible a la puerta de la aceptación. Último paso que debemos de dar para vivir con calidad de vida lo que nos toca en fortuna.

Sí, con calidad de vida…

Pero es en este mismo instante, créanme, que intuyo lo que están pensando aquellos seres humanos que tienen una actitud vital agresiva, y podría resumirse en lo siguiente:

“Yo, si me saco una quiniela con ciento noventa millones, haría todo cuanto se me apeteciera: Viajaría a todos los lugares que se me apeteciesen, sin orden ni control, comería de lo mejor, lo mejor, sin escatimar gastos, y haría cuanto no he podido hacer en mi anterior casuística: Decirle a mi anteriores jefes lo hijo de putas que fueron conmigo, le devolvería ojo por ojo a quien me hizo daño y si la vida me penalizase con el duro trago de pasar lo que le tocó en suerte a la protagonista de Last Holiday me pondría ante un precipicio y saltaría sin mirar tras de mí, sin pensar en aquellos que me llorarán…”

Duro impacto auditivo para cualquier mortal, verdad…

Y me volverían a creer si les digo que justo en este instante también intuyo lo que están macerando en el pensamiento aquellos seres humanos que tienen una actitud vital serena, y podría resumirse en lo siguiente:

“Yo también, si me saco una quiniela con ciento noventa millones, haría todo cuanto se me apeteciera: ¿Viajaría? Sí, por supuesto; pero escogiendo los lugares donde mi mente y cuerpo se reciclen… ¿Comería? Claro que comería, pero mirando el bien para mi salud… Y en cuanto llevar a cabo todo aquello que no había podido hacer hasta este momento: No… No llamaría hijos de puta a mis anteriores jefes, pues sería una pérdida de tiempo innecesaria para mi salud mental y tampoco devolvería el ojo por ojo a quien me hizo daño porque su gesto en mi nueva vida solo sería una brizna de olvido y en cuanto a si la vida me penalizase con el duro trago de pasar lo que le tocó en suerte a la protagonista de Last Holiday  yo nunca me pondría ante un precipicio y saltaría, pues privaría a mis seres queridos de mi presencia…”

Sea como sea, querido lector, tu actitud de vida ante las buenas o malas noticias son decisiones muy personales, y no voy a ser yo quien las juzgue, por eso solamente añadiré que si conoces una manera sana de afrontarlas o vivirlas de forma distinta a lo expuesto en esta pequeña reflexión compártela con quien se cruce en tu camino, quizás, quizás, sus ecos lleguen hasta éste que escribe y me sirva para mejorar su calidad de vida y la de los que me rodean.

Alejandro Dieppa León.
Por una sociedad mejor, por un mundo más justo.

Foto de mi álbum personal.

1 comentario:

  1. Aquí tienes un enlace del trailer:

    https://www.youtube.com/watch?v=fBUcxMNInL8
    https://www.filmaffinity.com/es/film909165.html

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