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domingo, 27 de diciembre de 2009

HABLAR BIEN DE LOS DEMÁS, ES BENEFICIOSO PARA LA SALUD MENTAL










Como todos los días me levanto, inhalo el frescor de la mañana, me ducho, acicalo mi ajada apariencia de hombre curtido en justa lid con la vida y mientras me visto repaso lo vivido el día anterior, preocupaciones cotidianas de un mortal que trata de ganar algo de tranquilidad en el latir de su esperanza, y una vez convencido de que nada tiene importancia, salvo lo verdaderamente importante, salgo a la calle a batirme en el embravecido ponto de esa cuestionable realidad urbana, de la cruenta y nada grata realidad de un hombre común, de un apaleado mortal... y confieso que en ella encuentro aristas que aún a mi edad, más de cuarenta primaveras, perturban mi sosiego. Una de estas aristas es el haber escuchado o escuchar en momentos puntuales de mi existencia cómo nos criticamos, sin pudor, los unos a los otros ya sea: en una esquina, en un bar, en la tienda de unos grandes almacenes, a la entrada y o la salida de los colegios, en ciertos programas televisivos que giran y giran sin parar en la caótica y mezquina catarsis televisiva que sigue batiendo, a golpe de talonario, cuanta ponzoña es vertida en esta “civilizada sociedad” y añádanle ustedes a lo escrito cuanto falta; pues seguro podrían ilustra este texto con más detalles de vida...

Sí criticar sin recordar y reflexionar antes de vomitar ponzoña lo dicho por el nazareno: “Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra”. ¡Jo, y encima pretendemos que nuestros jóvenes nos respeten! Verán... Yo suelo decirle a mi hijo: “Aridane, a la mala lengua le huele el aliento a la legua. Apártate de ella, hijo” y creo no equivocarme con tal sentencia, con tal consejo, porque la experiencia de vida me ha demostrado estar en lo cierto, porque gente de mala lengua, y pensamiento, ¡qué gente!, “haberlas hailas”. Rumiadores/as que están todo el día buscando puntillitas en un contexto pensado con ética, margullando en la vida de los demás para ver si encuentra algo, plantando semillitas de odio y rencor que no se sabe dónde y cómo terminarán de florecer o ajarse... En definitiva, buscando la manera de exhalar su frustración clavando astillas en el objetivo a abatir sin tener en cuenta que en este empeño ellos/as pierden más de lo que ganan, pues se pierden y se desgastan... No lo duden... Recuerde el criticado, el ultrajado verbalmente, el vilipendiado que: “lo que no nos mata, nos hace más fuerte”.

A estos/as lustradores de tan bajo arte les recuerdo que la crítica constructiva es provechosa porque nos hace darnos cuenta de nuestras impurezas, de nuestros defectos en cualquier aspecto de la vida y que el hablar bien de los demás es beneficioso para la salud, es un buen ejercicio fortalecedor de nuestra alma, practíquenlo, se sentirán mejor consigo mismo/a, consiguiendo que los demás se sientan bien alcanzando su plano de felicidad, su estadio; pues habrán ganando en este simple ejercicio una mejor salud mental... ¿Y Por qué? Porque así conseguiremos un mundo mejor, una sociedad mejor donde nuestros hijos aprendan que el respeto: en casa, en la clase al docente, a ese apaleado y denostado docente, en la calle al vecino, al policía... en definitiva, a nuestros congéneres es algo positivo y que se puede conseguir más con ello que de otra forma.

Sabiendo que no soy un ser perfecto; pues soy humano y que nadie es perfecto en este mundo... Lo dicho...

Hablen bien del prójimo, resalten lo bueno y no lo malo, verán cómo se encuentran mejor consigo mismo/a y hasta si les apetece me cuentan su experiencia... ¡Ah! y taponasen los oídos cuando por la “tele” u otro medio escuchen historias y comentarios lacerantes girados en la noria de los debates insustanciales, esos debates que solamente tratan de ganar audiencia, dinero...

FELIZ SALIDA DE AÑO Y MEJOR ENTRADA.

GRACIAS POR TANTO RESPETO Y CARIÑO EN ESTE CORTO ESPACIO DE TIEMPO DE ANDADURA DEL BLOG... PUES NO SÉ SI LO MEREZCO.

ESTA FOTOGRAFÍA LA SAQUÉ EN EL SUR DE GRAN CANARIA, 2009.

martes, 22 de diciembre de 2009

ARUCAS: CIEN AÑOS DE HISTORIA, UNA SOLA IDEA.


Con el título: “Este sábado, actividad cultural en la Iglesia de Arucas” llegó a mi correo un e-mail enviado por mi querido amigo el acuarelista y alfombrista Juan Martín, dentro del cual venía adjuntado la foto de un cartel, en archivo “JPG”, que promulgaba la celebración de la construcción de la iglesia de Arucas, o “Arehucas” en lengua prehispánica, con un contundente eslogan: Un siglo de iglesia, cien años de historia”.

Cartel en el que también se daba cumplida información de la fecha y hora de celebración de dicho evento, las 21 horas del pasado 19 de diciembre de 2009, además del lugar escogido para tal solemnidad en forma de obra de teatro llevada a cabo por la Asosiación Cultural Salsipuedes dentro del mejor enclave que se pudiese encontrar en Arucas: El interior de la propia iglesia.

Primera vez en canarias que se autoriza un evento de esta índole en las entrañas de un templo cristiano” se resaltó al final del mismo.

Evento que comenzó a ponerse en marcha con la decoración parcial de parte del interior de dicha iglesia: Una vez acabada la Santa Misa, bajo la atenta mirada de los cientos de aruquenses allí congregados, además de los foráneos invitados al acto como yo, no es el caso de mi esposa; pues ella es aruquense de pura cepa y nieta de un personaje tan entrañable en esta ciudad como lo fue: “Meme el barbero”. Periodo de tiempo, sigo, en el cual los allí reunidos permanecimos expectantes, observando detenidamente todos los movimientos de los responsables de montar el escenario para tal ocasión. ¡Por cierto! maniobra llevada a cabo con pulcra maestría y magistral diligencia.

Al final: Quedó montado, al lado del pulpito, un panel de diapositivas donde se expresaría, en forma de imágenes, el esfuerzo continuado para levantar el templo en un periodo tan extenso para los mortales como son cien años, no así para la incansable cronista de nuestra realidad, la vida... Quedaron colgadas también de las paredes unas cuerdas ataviadas de papeles de colores que resaltaban el aire festivo... Quedó la escalinata de subida al pulpito alfombrada con un tapiz monocromático, además de otros pequeños detalles... En definitiva todo quedó listo para el comienzo...

Una vez apagadas las luces, a oscuras, una música celestial dio paso a la presentación del prólogo del cronista oficial de Arucas escrito para tal oración.

Un prólogo interesante, cargado de datos históricos que no sonó recargado, sino que más bien supo a poco, a muy poco.

Ya finalizado el prólogo, salen a escena los primeros actores, cuatro hombres, que simbolizaban a mi entender el esfuerzo físico empleado por los labrantes de Arucas para llevar a cabo la idea utópica de unos pocos visionarios: Una iglesia que fuera orgullo de los aruquenses.

Hombres acompañados por Juan Martín hasta un cierto punto; pues éste no siguió la trayectoria de los mencionados penetrando en el improvisado escenario, porque él, trazando una línea recta hasta mi posición, alcanzó un pequeño espacio habilitado a mi izquierda, dentro de la iglesia. Lugar donde tenía por cometido confeccionar una alfombra de arena en el tiempo que durara la obra de teatro. Ardua y difícil tarea, créanme, porque la misma se llevó a cabo casi a oscuras; ya que este maestro de tan difícil arte solamente se iluminaba con una simple linterna de espeleólogo colocada sobre su frente para concluir con su faena artística, ajeno siempre a la trama de la obra, cuya dinámica, movilidad de los personajes y la continua sorpresa escénica con situaciones de la vida cotidiana de la época representada mantuvo el ambiente hasta el mismísimo final.

Obra que recogió la forma de vestir, sentir, vivir y hasta de pensar recorriendo en distintas situaciones la historia aruquense, a través de la vida de un personaje central, transformado en cada acto por el paso del implacable tiempo, personaje llamado “María Ladrillo” mujer que pasó toda su vida visitando la iglesia, trabajando para ella... Todo esto resaltando también en la obra, entre otros, la labor de los párrocos con la buena calidad escénica de distintos actores a excepción del último en santificar la Santa Misa dentro de tal monumento; pues éste se representó a sí mismo. No por lo dicho dejaré de nombrar a D. Francisco Gourie Marrero (1857–1931), político tantas veces mentado en el primer acto que fue militante en las filas del partido de D. León y Castillo y que dedicó parte de su vida a embellecer Arucas, entre otros detalles, donando unos jardines y potenciando la construcción del más famoso templo católico dentro de la isla de Gran Canaria, cuya primera piedra se colocó en el año 1.909.

Resumiendo un plantel de actores más de cuarenta, niños, mujeres y hombres y una trama escénica bien hilvanada, bien coordinada que dejó satisfecho al público asistente.

¡Qué pena!; pues yo dentro de cien años no podré estar presente en la próxima celebración. Así es la vida. Espero que algún descendiente mío tome este testigo y se persone por mí cuando llegue la próxima y disfrute en ese futuro de un evento tan magnífico como el que yo he tenido la suerte de presenciar.

Añado a lo escrito mi más sincera enhorabuena a la Asosiación Cultural Salsipuedes; pues su profesionalidad amateur no tiene nada que envidiar a la mejor representación teatral de este país... Gracias por dejarme pasar un tiempo de compas gratificante en estos períodos de hastío que nos ha tocado vivir.

Fotografias cedidas para este artículo por el acuarelista y alfombrista aruquense Juan Martín. 19 de enero de 2009.


domingo, 20 de diciembre de 2009

POEMA: TE OBSERVÉ.





















Me he quedado mudo…
Mi boca se muerde y sangra…
Mi dolor, espeso como la neblina,
me confunde y no me deja ver.
La hiel, amargura, adversidad y desabrimiento...
son las aliadas de la locura
la que alimenta mi amargura
en los instantes de mi ver,
de mi sentir y hasta de mi entender.

Te observé… Sí, te observé,
con ojos grandes, atentos,
que laten cristales de frustración,
de desesperación,
de preguntas incontestables que gritan:
el porqué todos te dieron de lado,
el porqué de tanta locura,
el porqué de tanta amargura.
el porqué la vida es tan cruda y sin compasión.

Te observé… Sí, te observé,
y ya no puedo hacer nada por salvarte
porque el cristal de la distancia
impide que se huelan las fragancias pestilentes
de la cruda realidad…

No miento si te digo que, mientras observaba,
quise darte cobijo,
quise darte posada,
quise ayudar, sinceramente, al niño que gritaba
al mundo que vive en abundancia…

¿Por qué me dejan morir de hambre y sed?


Cuantos niños de este mundo estarán muriendo en este instante, perra vida y unos poco aún quieren seguir engrosando sus cuentas de resultado porque les parece poco lo que tienen...

Dios perdone su mezquindad, pues yo no puedo...

Nota: Con este poema participé en el proyecto multidisciplinar INFANTILUZ, de cual además he sido coordinador literario.

Alejandro Dieppa León.

Esta fotografía la saqué el sábado 19 de noviembre de 2009 en Arucas, pueblo natal de mi mujer, Atteneri.

sábado, 19 de diciembre de 2009

MOYA: LA CULTURA GERMINA CUAL ROSA DE HERCULES.


Serían las cinco cuarenta y cinco de la tarde de este pasado jueves, 17 de diciembre de 2009, minuto más o menos, ¡qué más da!, cuando recogí a mi querida amiga, y poetisa, Margarita Ojeda a la vera del negro mar de asfalto por el cual me había desplazado hasta alcanzar la dirección pactada días antes: En frente de la iglesia del pueblito de San Andrés, en la zona costera del norte de la isla de Gran Canaria, espacio concurrido por turistas, surfistas y amantes de nuestro Atlántico...

Sí, en frente de una iglesia... ¡Por qué no! Cualquier espacio es válido cuando el encuentro es grato...

Una iglesia que ampara bajo su manto espiritual la larga hilera de casas, impregnadas de olor a mar, que conforman la idiosincrasia de este pueblito y que me hablaron, entre susurros, de los tiempos en los que los hombres se atrevían a navegar en pequeñas barquillas sobre el vigoroso Atlántico. Únicamente para obtener de éste el sustento diario reflejado en la dignidad de un plato de comida y en la suerte de poder escuchar las risas de satisfacción de sus seres queridos por tener algo que llevarse a la boca...

Ya vuelto a la realidad y una vez ubicada nuestra compañera de viaje dentro de mi coche: justo detrás de Atteneri, mi esposa, y al lado de Aridane, mi hijo de once años, recorrimos la distancia que nos separaba de la calle de la barranquera a la velocidad marcada por las señales de tráfico, por respeto a las normas y porque la prisa en estos casos siempre es mala consejera...

La recorrimos hasta justo alcanzar el desvío que nos llevó al final de dicha calle, lugar donde, por espacio de unos minutos, pudimos observar parte del imponente conjunto de casas edificadas sobre la fortaleza pétrea del Roque, saliente situado entre San Andrés y San Felipe, y a partir de ese punto emprendimos el ascenso a la Villa de Moya, una esmeralda pulida en el extenso Jardín de las Hespérides, recorriendo el escarpado camino de los tableros hasta encontrarnos de frente un cruce, duda despejada al tomar la carretera de Cabo Verde.

No habiendo finalizado su largo trayecto nuevamente me desvié por un discreto atajo asfaltado hacia El Frontón, entorno donde nació mi abuela materna Dª Aurora Rivero Trujillo, paisaje revivido, rememorado, justo cuando lo atravesaba: con mis recuerdos de niñez, de juventud, de adulto y lugar donde la familia de mi abuela, mi familia, está profundamente arraigada, macerando aún la cotidianidad de un entorno apacible y complaciente.

No olvido tampoco que parte de esta familia también extiende su simiente en El Lance y en otras partes de tan entrañable Villa de Moya.

Después de salir del Frontón recorriendo una nueva vía asfaltada, esta vez, estrecha, muy estrecha: no apta para despistados, ni para amantes de la velocidad, llegamos, intentando aparcar, al cementerio de Moya, lugar donde el invisible cancerbero de la fortuna, nos guardaba un aparcamiento.

Gracias por tal deferencia para con este mortal.

Ya a pie intentamos matar el tiempo de espera en algo ameno a parte de la distendida charla; pues habíamos llegado casi cuarenta y cinco minutos antes de la hora prevista de comienzo al acto al cual íbamos a asistir como espectadores, la presentación en la casa museo Tomás Morales del libro del poeta tinerfeño D. Javier de la Rosa titulado: “20 rosas de lluvia, Moya“ decorado con ilustraciones de mi querido amigo y pintor Gran Canario Felipe Juan, por eso, después de un corto paseo, nos topamos de frente con un vistoso belén, el cual decidimos ver más de cerca dentro de la casa de la cultura de la Villa, privilegiado lugar donde permanece expuesto.

Una vez dentro de esta casa, esfera cristalina donde se fragua el trabajo bien macerado para orgullo de los moyenses, porque en este espacio se trabaja por la cultura con una impecable e impoluta coordinación y trato para los ponentes y los invitados por parte de D. Francisco Romero Roque y su equipo de trabajo, entre otros cito a Dª Ángeles Domínguez, la Ypatia de biblioteca, todos ellos bajo el mandato de la concejala Dª Inmaculada Guerra...

Sí, una vez dentro de este templo de las letras, de las artes y del buen hacer quedamos admirados de la sencillez con la que se había armado el belén, con sus detalles, con su minuciosa candidez y decidiendo ampliar conocimientos sobre aquella gran casa nos acercamos hasta una mesa de información, indirectamente, observando la exposición de objetos de sencilla artesanía del lugar que había en frente de dicha mesa...

Una señorita visiblemente atareada en su trabajo, casi sin pedirlo, con todo lujo de detalles nos informó de todo lo expuesto: A quien pertenecía la artesanía que apreciábamos, de la exposición de pintura y tejas que había en el piso superior y en la escalera de acceso a éste, además de hablarnos e invitarnos a ver la obra de teatro juvenil, los actores eran jóvenes moyenses, puesta en escena por un taller de teatro de la zona.

Intentando abarcar aquel amplio abanico de propuestas culturales, nada despreciables, interesantes todas ellas, llegamos al salón donde un nutrido grupo de espectadores asistían, con visible interés, a la representación de la obra de la que nos había hablado la señorita del piso de abajo.

A mi hijo, a mi esposa, a Margarita y a mí nos impactó la profesionalidad de dicho plantel juvenil, la puesta en escena, su forma de expresarse, su sentimiento escénico, y nos dolió profundamente el no poder quedarnos hasta el final de la obra, pero el tiempo, ese ingrato cronista de nuestra efímera existencia se emperro en recordarnos que faltaba poco para que empezara el acto al que íbamos a asistir.

Ya dentro de la casa museo Tomás Morales, recorrimos las estancias de ésta en la cortísima espera del comienzo de la presentación del libro, la paladeamos a sorbitos, escasos, pero intensos, gratificantes todos ellos... y una vez alcanzado el jardín, dentro de aquel remanso de paz, a la sombra de un centenario drago, nos comunicaron el comienzo inminente del acto.

El cual se encabezó con una breve presentación por parte del Sr. Alcalde, D. Antonio Perera Hernández, dentro de la cual disculpaba la tardanza de la directora de la casa museo por causas involuntarias a su interés y de la concejal de cultura por causas médicas, cambiándose el tercio de la mesa al finalizar dicha presentación para que entraran en escena D. Francisco Romero Roque, coordinador del acto, que junto a D. Manuel Pérez Rodríguez, prologuista de lujo, D. Javier de la Rosa, autor del poemario, y D. Felipe Juan, ilustrador del libro, llevarían a cabo el peso de la presentación.

Ya finalizada la interesante lectura de la resumida, ¡créanlo muy resumida!, trayectoria personal de los convocados, Don Manuel tomó la palabra y excelso en su exposición e incisivo como siempre en temas que nos tocan muy de cerca amenizó un tiempo que nos supo a poco, a muy poco... Seguidamente le llegó el turno D. Javier de la rosa, que vestido de negro, anillo con un toque de rojo rubí, matizó con maestría los rasgos característicos de un gran maestre de la orden del Temple, aparte de hacernos vibrar con el manejo del verbo, del verso, de la cadencia al susurrarnos trazos de la Villa de Moya, sensaciones vividas por él en un viaje hacía años en compañía de Felipe Juan y familia, en las cuales pudimos oler el roció en el convulso e imparable tiempo, cito de su poema “EL TEMPLO”: “El tiempo se queda en una nube húmeda de fragor distante...” y seguido, el pintor Felipe Juan dejó patente su característica humildad dando las gracias a cuantos trabajaron directa o indirectamente en dicho proyecto, en especial a su nuevo maestro el pintor Gran Canario D. Antonio Sánchez...

Pero no queda aquí la cosa... ¿Qué piensan ustedes que sucedió al finalizar dicho acto? Un acto exquisitamente orquestado en el corto tiempo, cuarenta y cinco minutos, con turno de preguntas incluido, en el cual se regalaron los libros... ¿Qué nos fuimos a casa como si tal cosa? Pues no, seguidamente entró en escena una interesante e inteligente forma de fomentar la cultura entre la juventud, tomemos nota de este detalle, hacer participe en un acto cultural de tamaña envergadura a las escuelas artísticas de la Villa, con piezas musicales que en conjunto no duraron más de quince minutos, interpretadas en su mayoría por niños...

Permítanme felicitar a quien promueve la cultura en el lugar donde nació mi abuela materna, porque si se han dado cuenta en un corto espacio de tiempo se tenía un amplio abanico de opciones para pasar la tarde-noche y bien coordinadas; pues había para todos los gustos, se llenaban todos los espacios de gente...

Una noche, ya a la salida, donde el viento aliado de la envidia, trató de romper con estallidos de ira, una magnifica velada, exquisita en el trato por parte de los trabajadores de la cultura de esta esmeralda de nuestra isla...

Una tarde-noche que quedará en mis recuerdos con aromas a rosa...

Felicidades CULTURA... Has encontrado un nuevo campo donde germinar, cual rosa de Hércules, dentro de esa esmeralda de nuestra isla, la villa de Moya.

Con permiso de ustedes permítanme dedicarle este texto a la memoria de Dª

Aurora Rivero Trujillo, una mujer, como muchas de su época, piedra angular de la familia en la sombra, muy en la sombra, y trabajadora hasta la saciedad, que me enseñó a sonreír...

Besos abuela, aún tu recuerdo me roza la piel con cristalinas perlas de cariño...

Tu nieto Alejandro Dieppa León.










viernes, 18 de diciembre de 2009

POEMA: VOLVER A ÍTACA.





















Salí de Ítaca acariciando el mar
y me abandoné en el atardecer,
del sutil silente placer,
del que aja su inmaculado altar.
Añoré, en mi cadencia, al meditar
si volver a mi tierra en anochecer;
para en el tacto de la aurora romper
la maldición que me obliga a navegar.
Cantos de nereidas no quiero escuchar,
aliadas de la locura y responder
al despiadado Poseidón; para defender
la cordura, y la razón, del cristalino vagar...
Déjame, ¡Oh, Zeus!, volver
a cuidar de mi noble mujer
y del hijo que quiere torcer
el negro aliado del despojar…
Para cuando llegue poder atravesar
con el arco del trascender
y con verdades responder
al que en Ítaca no me deja tranquilo morar.

«Habla Ulises»

Añado... En la esperanza está mi futuro y en el horizonte mi fe...

Fotos de mi álbum personal.

jueves, 17 de diciembre de 2009

CUENTO: EL CALDERO DE LOS PRODIGIOS.

En un profundo bosque de un lejano país vivía una vieja bruja en una mugrienta casa construida con los rancios troncos de aquella floresta; por la cual se movía, a sus anchas, absorbiendo por los poros de su piel cuanta lóbrega y maléfica sabia desprendía aquel lugar...

Un día, como otros tantos, al despuntar el alba, esta amante de las oscuras artes salió con su gato en busca de ingredientes para sus pociones y cuando el astro rey rozó el punto más alto del azul del cielo regresó a su morada con la intención de clasificar todo lo recogido durante la mañana.

– ¡A ver que tenemos aquí, Cola Negra! Un sapo, un ratón muerto, dos serpientes, colas de lagartijas... – comentó ese día. Y una vez finalizada la concienzuda ordenación de lo recolectado, después de una opípara comida, se durmió plácidamente hasta una hora antes de la media noche.

– ¡Ven Cola Negra...! que hoy prepararemos un ungüento para llenar de granos a los niños malos estas próximas fiestas de San Juan – le dijo a su gato cuando despertó.

Con sus manos arrugadas, y llenas de verrugas, vertió un litro de agua en un caldero, añadió unas hierbas sacadas de un sucio frasco de cristal y removiendo el caldo con una vieja cuchara de madera esperó hasta que éste hirviese. Entonces puso dentro el sapo vivo que había cogido en una charca del bosque, más tres colas de lagartijas, y para rematar la faena escupió tres veces dentro del caldero.

– ¡Ji, ji, ji...! Sapo zumbón. Colas de lagartijas. Cociéndose lento prepararemos un ungüento... – dijo mientras removía el caldo con la cuchara.

La bruja, cada vez que preparaba esta mixtura tenía por costumbre llevar su caldero al río, para lavarlo concienzudamente; pero esta vez, antes de salir del agua, resbaló y fue a dar con sus posaderas sobre unas rocas... Presa del dolor producido por el duro golpe no pudo atrapar su tan preciado objeto; por lo tanto, muy a su pesar, contempló como éste se marchaba flotando río abajo.

Cuando el objeto salió de lo más profundo del bosque, siguiendo el cauce del sinuoso río sobre el que viajaba, fue localizado por un grupo de niños que estaban en una de las orillas.

– ¡Pablo, mira lo que viene flotando…!

– Vamos a cogerlo – añadió su hermano Raúl presa de su curiosidad infantil.

Los hermanos, que habitualmente solían estar en aquellos parajes buscando alimentos silvestres, se adentraron unos metros dentro del sereno cauce de agua y rescataron del río el objeto que venía flotando.

– Mira mamá lo que nos hemos encontrado – informaron los gemelos a su progenitora cuando regresaron a casa.

Yolanda recogió con resignación el lustroso caldero que le trajeran sus hijos y lo cambió por el suyo, con pena, sintiéndose mal por no poder comprar uno nuevo en el mercadillo del pueblo... y justo cuando el crepúsculo moría sobre el horizonte de su extenso penar escuchó decir:

– ¿Qué hay de comer esta noche esposa?

– Cebollas silvestres con pollo o es que no te llega el olor – contestó con rabia la cocinera, para seguidamente lamentarse en voz baja diciendo:

– ¡Ay, cansada vida! ¡Ay, cansada vida! Quisiera que este guiso durara hoy, mañana y el siguiente día.

Aquella noche la familia acabó con toda la comida preparada, pero a la mañana siguiente, cuando Yolanda iba a lavar el caldero, comprobó que en su interior había un guiso exactamente igual al engullido la noche anterior.

– Salva... ¿Preparaste comida mientras dormíamos? – Preguntó sorprendida y éste le respondió que: “No."

El hambre ahogó todas las teorías sobre el cómo aquella vianda se había cocinado dentro del caldero, que justo al tercer día dejó de reproducir el guiso.

– Ya sabía yo que esto no duraría eternamente – se quejó Yolanda –. Pablo, Raúl salid a buscar cebollas y rábanos silvestres – ordenó con firmeza, presa del desaliento, a sus hijos.

Ya de vuelta a su hogar, Salva cazó un conejo y junto con lo recolectado por los gemelos esa mañana Yolanda se puso manos a la obra para preparar un nuevo guiso.

– ¡Ay, cansada vida! ¡Ay, cansada vida! Quisiera que esta comida me durara hoy, mañana y el siguiente día – se volvió a lamentar Yolanda delante del caldero, pero justo al terminar su ruego a la mujer le vino una idea a la cabeza –. ¿Y si estuviese encantado? – se preguntó en voz baja...

Una vez terminada la opípara cena todos los habitantes de la casa viajaron al mundo de los sueños, menos Yolanda... pues ésta, desde su cama, no dejaba de vigilar el objeto traído a casa por los gemelos...

A eso de la media noche empezaron a suceder cosas extrañas: La primera de ellas fue que el fuego de la chimenea prendió solo y la segunda fue que el caldero empezó a soltar vapor como si se estuviese cocinando algo en su interior.

– ¡Es un caldero mágico…! ¡Es un caldero mágico…! – repitió Yolanda hasta levantar de la cama a los habitantes de su casa, que después de analizar lo sucedido, sellaron sus labios con un celoso pacto de silencio y así pasaron los meses hasta que, un soleado día, llegó al pueblo una anciana de aspecto afable que empezó a hacer preguntas indiscretas a todo aquel que se encontraba en su camino.

– Me han dicho que en este pueblo vive una familia que ha salido de la pobreza de la noche a la mañana...

– Sí, se trata de la familia de Salva: “El Fuerte”. Éste vive a las afueras del pueblo. Cerca del río – le informó el panadero.

La bruja, con su apariencia de buena persona, ni se lo pensó y emprendiendo la marcha llegó al lugar indicado. Encontrándose en éste a Pablo y Raúl jugando a la puerta de su hogar.

– Niños. ¿Están vuestros padres? – preguntó con amabilidad.

– Sí – contestó Yolanda abriendo la puerta de la entrada de su morada.

– ¡¡Buenos días!! – se saludaron ambas con cortesía.

– He perdido, hace meses, un caldero en el río heredado de mis padres. Como le tengo aprecio pagaré una buena suma a quien me lo devuelva. ¿Sabe quién lo puede tener? – dijo la recién llegada.

– No – respondió la otra escuetamente.

La bruja notó el nerviosismo de Yolanda, pero como su marido se acercaba con unos invitados a cenar se despidió rápidamente.

Cuando Salva llegó a la altura de su mujer le preguntó:

– ¿Qué quería esa anciana?

– Pues… Venía en busca del caldero mágico – respondió después de apartarlo del grupo de personas que le acompañaban.

– ¿No le habrás dicho que lo tenemos?

– No, Salva – tranquilizó Yolanda a su esposo.

Al siguiente día cuando el padre de los gemelos estaba en su trabajo y los niños estudiaban en la escuela, se presentó la anciana.

– ¿Qué quiere de nosotros, señora? – preguntó con nerviosismo Yolanda ante la inesperada visita.

– ¡Tú bien sabes lo que quiero! Tienes algo que me pertenece...

Pero después de una acalorada discusión, la bruja se marchó sin su caldero, amenazando con volver y así lo hizo; pues esa noche regresó montada en su escoba y desde el aire les dijo:

– Si no me devolvéis mi caldero rociaré este polvo sobre vuestra casa y la mala suerte os seguirá el resto de vuestra vida...

Salva y Yolanda cedieron. Pero justo cuando la bruja recogía su preciado tesoro los gemelos se acercaron rápidamente, por detrás de ella, con unas antorchas encendidas y prendieron fuego a la ropa de aquella aliada de la maldad... Lo que hizo que ésta soltase el caldero y se elevase con rapidez en el aire, agarrada fuertemente a su escoba, chillando de dolor, convirtiéndose metro a metro en una gran bola de fuego que se volatilizó delante de los allí presentes.

Aquella vivencia hizo recapacitar a los padres de Pablo y Raúl decidiendo utilizar aquel caldero mágico para algo más que su propio beneficio y cuando se instalaron en la ciudad crearon un centro que daba de comer a todas las personas necesitadas del país que tocaban a su puerta.

Colorín colorado este cuento Sanjuanero se ha terminado.

La moraleja del cuento dice que: "La maldad siempre se cocina en sucios calderos, pero el bien se lustra con agua cristalina."

Feliz San Juan... ¡Ah! y cuidado con las brujas que haberlas “álias”.

Alejandro Dieppa León.

Foto de mi álbum personal recogido en: "Cuentos para Aridane."

miércoles, 16 de diciembre de 2009

EN ESTA NOCHE DE NAVIDAD.

En esta noche hermosa:

Donde la luna sonríe....
Donde cantan los luceros...
Donde las estrellas bailan....
Donde se vive el misterio....

En esta noche hermosa, ciento cincuenta y cuatro ángeles iluminarán de alegría la cuna del niño amado.

En esta noche hermosa sonarán timples, tambores y panderos cantando sus voces villancicos canarios.

La brisa de las palmeras nos dejará sentir el aroma de sus flores que siguen vivas en nosotros...

¡Qué no están cerrados sus pétalos!

Que germinan cada día en nuestros corazones.
En esta noche hermosa:
No nos temblarán las manos...
No llorarán los ojos...
No nos gemirá el alma...
No hablaremos de justicia...

Haremos tregua de silencio, pues es tregua, no olvido...

Que disfruten degustando nuestros ángeles junto al niño:
Mazapanes...
Polvorones...
El dulce bienmesabe...
Las truchas de batatas...
Las papitas arrugadas...
El mojito y la carne de baifito... Gozando todos juntos,
unidos al Verbo amado sus segundas navidades...

Verbo= Segunda persona de la Santísima trinidad.

Francisca León Rivero. Es poeta y madre de Mónica Dieppa León.


Victima del accidente del vuelo de Spanair JK5022 en España junto con ciento ciuenta y tres seres más: niños, hombres, mujeres, familias enteras...

Con mucho respeto y solidaridad para los familiares que comparten con nosotros este dolor.

VUELO JK5O22. PALABRAS DE UN HERMANO MAYOR DESDE EL EXILIO FORZADO...

PARA PODER ENTENDER QUE RELACIÓN TIENE EL TEXTO DE FRANCISCA LEÓN RIVERO, POETISA GRAN CANARIA, PUBLICADO EN ESTE BLOG A CONTINUACIÓN TENÉIS QUE LEER ESTE TEXTO PRIMERO.

NegritaEste pasado 20 de agosto de 2008, astilla clavada en mi dolorido corazón, será un día muy difícil de asumir por este penitente en su lento paso por nuestro convulso mundo, como también ha sido difícil de asumir los días, semanas y meses posteriores hasta cumplir un año de aquella fatídica fecha... ¿Cómo ataviarla a día de hoy? Cuando todavía la justicia no se ha pronunciado: De descuido, de desidia, de negligencia, de as...

¡Ustedes me comprenden, verdad!
¡Tú me comprendes, verdad!

Por lo tanto entenderán que no ahonde en ello, me refiero a todo lo vivido después de dejar a mi querida hermana pequeña en su nueva morada, describiéndoles los detalles lacerantes posteriores a este acto, ¡aunque tenga para una novela, créanme!, y no lo haré, sobre todo por respeto a mí mismo, a una familia a la cual me debo y a esa perla pulida de carácter diáfano, sencilla y alegre que vivió su vida con una amplia sonrisa...

¡Con sonrisa de girasol!

Diluyendo en ese destello de su hermosura exterior, todas las duras pruebas a las que fue sometida: Siempre respetando al prójimo aunque la dañasen, aunque nos dañasen, con altruismo hacia sus alumnos; en definitiva, como un ser humano bueno, lleno de valores positivos... A la cual solamente puedo imaginar, paseando los campos del Eliseo, acariciando con sus manos la alta hierva de este idílico lugar acunada por la leve brisa, aliento del Ser Superior, y envuelta en una atmósfera rosada de armoniosa paz espiritual en espera de nuestra llegada, para ayudarnos a beber del Lete.

Porque para mí, mi hermana, no ha muerto...

A la que honro sin lágrimas, aunque me cueste, tratando de no odiar, aunque me cueste, créanlo, me cuesta mucho; pues sufrirá si me ve así, asumiendo su enseñanza de vida, después de haber vomitado, a arcadas, lleno de frustración e impotencia, todo lo negativo de su partida: Oportunismo institucional de algunos de nuestros representantes, dos concretamente que pueda constatar, a los que nunca lograré entender, por eso les pregunto:

¿QUÉ VALE MÁS EN ESTAS SITUACIONES EL SER O EL APARENTAR?

Oportunismo institucional sesgado por honrosas excepciones, las más, que también las hubo.

Sigo... Mercantilismo periodístico, distinto del puramente ético, no se pueden imaginar lo doloroso de las fotos robadas, en aquel hotel y en otros lugares, y de las llamadas insistentes, para que algún programa basura ganara audiencia a cuenta de este sufrimiento...

¡QUÉ ASCO!

Mala fe esbozada en alguna maliciosa sonrisa y apretón de manos... Sí, sí... Créanlo... existen seres mezquinos, zafios y pueriles que se alegraron de la desgracia de esta familia por ser quienes somos, porque aún no se contentan con emponzoñar nuestro camino persistiendo en el tiempo en su mórbida obsesión. ¡Jo, y dicen que todos los locos están en el manicomio!... Hipócritas altivos que os creéis por encima de Dios y sus designios...

NO SABÉIS CUANTO REZO POR VOSOTROS.
CUANTO PIDO POR VOSOTROS...

Y todo esto para aceptar lo vivido con resignación y esperanza. Por eso me permito dar las gracias, en nombre de mi hermana, a todos y cada uno de las personas de base que sinceramente han apoyado a esta familia, y al resto de los afectados, en momentos tan duros en los salones de la Institución Ferial de Madrid: Personal de la cruz roja española, en la península y en Gran Canaria... Psicólogos y psiquiatras, voluntarios o no, en especial a Virginia, una de estos profesionales en letras mayúsculas que nos arropó en todo momento en aquel invernadero de la angustia y el dolor, pues en ella percibí el diálogo sereno y cariñoso de mi hermana pequeña... Familiares, amigos y conocidos... Y a nuestro pueblo Gran Canario, resto de nuestra golpeada España y del mundo, que han asumido como suyas cuantas perdidas han habido en esta tragedia.

154, no lo olviden.

No lo olvides nunca... pues tendrás que vivir con el peso de sus muertes para el reto de tu vida.

Te refresco la memoria...

Hombres, mujeres y niños...

Abuelos, padres, hermanos, hijos...

Familias enteras desmembradas, laceradas...

No quisiera dejar de transmitir, de parte de esta familia, nuestra solidaridad con el resto de afectados, pues vivimos sentimientos análogos, rogando por la pronta mejora psicológica de los que mueren en vida...

Porque mueren en vida, no lo duden...

Y tú...

¿Mueres en vida?
¿Cómo pasas las noches?
¿Cómo se enjuga tu futuro?

Según leo en algún periódico “los pilotos exigen saber qué pasó”, yo también lo exijo, por salud mental, porque no quiero ver como otro ser humano pasa este calvario, y si existe algún culpable o culpables que lo pague o lo paguen, ya sea desde la base hasta el máximo responsable de Spanair, porque esta pena no se cura con indemnizaciones, aunque en lo profundo de mi ser algo me dice: “Qué aunque el juez ponga todo su corazón y su ética profesional en este asunto. Todo se quedará en...” Eso... lo que piensan en este momento.

Para ti, mi querida Mónica... Mi hermana.

Un beso grande de tu sobrino Aridane, te echa de menos aunque calle... ¡Ya sabes, es un niño!

Un beso de parte de tu cuñada Atteneri, no sabes cuantas lágrimas ha vertido por tu partida...

Y muchos de parte del resto de la familia, de tus amistades, de las personas de buena voluntad que son las más en este mundo...

Espero te sientas orgullosa de mí,
de nosotros,
de todos...
y que nuestro comportamiento honre tu memoria.

Alejandro Dieppa León.

Foto de mi álbum personal.

lunes, 14 de diciembre de 2009

MECENAS: DESGRAVACIONES FISCALES PARA ESTOS ESCASOS DIOSES.


En el mundo actual que nos toca vivir y en este país, entre otros estadios: Paraninfo de las artes, de la racionalidad: “Justa, ética y equitativa” y lugar donde la crisis, esta puñetera astilla clavada en las uñas del vulgo, de la plebe para la clase política, que algunos trataron de negar como un mal menor maquillándola con falsas esperanzas, hace estragos en más de cuatro millones de personas...

SÍ, hace estragos en la vida diaria sesgando la paciencia del ciudadano, del parado, no del quieto, obligándolos por necesidad, no por otras causas o motivos, a convertirse en seres sin escrúpulos, no lo duden, algunos llegarán a eso, ¡qué pena!, simplemente para subsistir...

Sí, para subsistir...

Te lo digo a ti que cobras un gran sueldo al amparo de la penumbra de esos grandes despachos llenos de aire acondicionado, protegidos por paredes de plomo, iluminados por la tenue luz de la mezquindad de alguna compañía sobre interesada en sus intereses...

Te lo digo a ti que te sientas en un sillón, haces el paripé, y te importa una mierda quien te votó o quien pueda estar muriendo por culpa de las radiaciones paranormales que pululan por el éter, a su antojo, amparadas por los señores de la oscuridad, no de la luz de la razón empírica: “causa-efecto”, y por las cuales ¿pueden estar condenados a muerte otros tantos: niños, mujeres y hombres en el conjunto total de la población?

Pero a ti que más te da, en todo caso, si logras llegar hasta esta parte del texto... Lo imprimirás, muerto de risa, diciendo: “Qué le den a este loco y hasta a los que te han votado añadiendo aquello de: ‘Ande yo caliente, ríase la gente’” y te limpiarás las posaderas con tal impresión, como sueles hacer con todo lo que te importa un carajo, con todo aquello que va en contra de tus intereses o los de tus aláteres...

Ya llegará el tiempo en el que te lamentarás públicamente por no haber tenido arrestos sobre este tema, sobre las radiaciones paranormales, te lo vuelvo a recordar, y hasta harás homenajes a los fallecidos, ¡para seguir ganando votos, claro!, para seguir apoltronado, para seguir con tu vida como si tal, sin cargos de conciencia...

¡Ay, la conciencia en los de tu especie!

¿Dónde coño estará?

Sí, lo sé... lo sé... Llegados a este punto mejor será parar, por salud mental, no por otra causa, porque si sigo tendría para mil folios; pues aunque ustedes no lo crean no era mi intención ahondar en este punto tan pronto, ni en este texto.

¡Verán! Yo quería escribir sobre el mecenazgo, algo positivo, algo revitalizante; pero la realidad puede, a veces, más, ustedes me entienden ¿verdad? Tú no, apoltronado, el pueblo, el pueblo llano, tú a lo tuyo, a seguir mamando de la teta, eludiendo tu responsabilidad en las radiaciones paranormales, como en tantas otras cosas...

Por eso, a partir de esta parte del texto, retomo la idea inicial y me sumerjo en ella, para sosegar mi ánimo, y comienzo nuevamente el texto diciendo:

En este mundo actual y en este país: Paraninfo de las artes, de la racionalidad: “Justa, ética y equitativa”, muchos de nosotros, tal vez más de los que pensamos:

Navegamos en el mar de las artes y de la ciencia buscando nuestro espacio, sin entrar en competencia con nuestros compañeros, por lo menos así lo vivo yo y muchos más, pero créanme no pongo las manos en el fuego por algunos/as que yo me sé, pues la envidia...

¡Ay, la envidia!

Sigo... Navegamos en el mar de las artes y de la ciencia tratando de llevar nuestro mensaje, nuestro trabajo, nuestra ilusión, nuestra ética, a la mayor cantidad de personas...

Y para ello, para conseguirlo, pateamos la calle, tocando en infinidad de puertas, obstáculos salvados a golpe de pértiga, para buscar en el otro lado apuestas solidarias que se comprometan con nuestras propuestas y al mismo tiempo quién pueda hacerse cargo de costear las mismas.

¡Dura tarea! Créanlo, muy dura; pues nadie da algo en este mundo, en este país, a cambio de nada, que les voy a contar yo que no sepan o que no hayan vivido en carne propia...

Me imagino a muchos de ustedes tocando, tocando y tocando en la Concejalía de turno, insistan, es su trabajo el escucharlos; en la editorial de turno, insistan, viven de ello; en el ministerio de turno, insistan, se les paga por ello, etc... macerando mil formas distintas de convencer al representante de estas entidades de que los trabajos presentados son merecedores de una oportunidad, ya sea la artística o la científica, y una vez terminada la entrevista, si tienen suerte en conseguirla, pues eso dependerá de si han hablado demasiado en contra del poder establecido, a esperar una respuesta que nunca llega.

Una respuesta dilatada en el tiempo por uno u otro motivo como puede ser el que no le caes bien, el no haberte arrodillado a tiempo o simplemente porque no tienen motivación... Créanme, esto último es lo más miedo que me da... Porque cuando hay desidia en ciertos puestos de responsabilidad no se puede avanzar en esta sociedad.

Es por todo lo escrito y dando un garbeo por la historia de la Roma clásica, que junto a la griega son las primeras piedras de nuestra sociedad actual, de nuestra forma de ser y hasta de pensar, que me topo y seguidamente me fijo y ahondo en la figura de un personaje poco conocido, muchas veces mentado por su último nombre, pero poco conocido llamado Cayo Cilnio Mecenas (Gaius Cilnius Maecenas) (70-8 a.C), cito: “Noble romano de origen etrusco, confidente y consejero político de Cayo Octavio Turino, más adelante conocido como César Augusto” que además de político, cito: “Fue también un importante impulsor de las artes, protector de jóvenes talentos de la poesía y amigo de destacados autores como Virgilio y Horacio.” Hombre cuya biografía me recuerda la existencia de una última vía en estos tiempos aciagos, en esta puñetera crisis, para seguir editando nuestros trabajos, ya sean estos culturales o científicos, para seguir moviendo la economía, insisto en este punto: La cultura y la ciencia generan riquezas.

Imagínense que hubiera sido de Ludwig Van Beethoven (1770-1827) cuando en 1973, estudiando con ciertos maestros de la época, si el príncipe Lichnowskky y el barón Swieten no hubieran decidido amparar bajo el mecenazgo a tamaña figura de la música o de Galileo sin el mecenazgo de los Medici y el Papa bajo cuyo amparo éste: Astrónomo, filósofo, matemático y físico... quiso adquirir legitimidad en sus postulados.

Es por esto último que se me ocurre plantear, ¡jo, ingenuo yo si espero que me hagan caso estos apoltronados personajes de nuestra sociedad!, una desgravación fiscal para todo aquel que apueste en nuestro país: por un autor o un científico, por su trabajo.

Una desgravación fiscal simplemente para motivarlo, para que florezcan, como girasoles, las buenas ideas y no se pudran en el tiempo, ¡qué menos!, y si existe tal desgravación dentro de nuestro país, perdonen la desinformación.

La intención es lo que cuenta, ¿No?.

Todo sea por la cultura y la ciencia, perlas de oro que muchos apoltronados quieren prostituir en favor de sus propios intereses.

Alejandro Dieppa León.

Foto de mi álbum personal.

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